miércoles, 30 de noviembre de 2011

Neuroresidentes y neuromédicos (1)


Volviendo a las andadas, "radio médica" no ha perdido el tiempo durante este mes. Para nada. Como en cada año, la venida de la navidad es algo que parece que se vive en un tiempo más corto de lo que uno piensa, quizá es que me esté faltando algunas horas del día sin hacer nada, dado que la facultad y el hospital son dos cosas que ocupan la mayor parte de mi preciado tiempo.

Estas semanas han tocado Neurología, y Neurocirugía. Este año, a diferencia del anterior, hago las prácticas en otro hospital que tenemos en mi isla: Hospital Dr. Negrín,

Negrín fue un superdotado de profesión, un antiguo médico, fisiólogo, y político; que, en venganza de la fanfarronería y los insultos de un legado conservacionista, juró que no revelaría el lecho de su muerte para que lo podamos enterrar en nuestras tierras. Bastante ya jodida estaba España en aquella época donde la sin razón imperó, provocando una espantosa fuga de cerebros, convirtiendo a un país, antes herido por la guerra, después analfabeto.

Pero no estoy escribiendo para hablar de historia, sino de Neurología. El servicio de Neuro-médica y Neurocirugía se encuentran ambos en la planta 2, juntos el uno del otro como buenos hermanos, el segundo un poco más alejado del pasillo. Cuando se entra en la planta hay que tener cuidado con los robots que llevan a otras plantas los medicamentos del almacén, y también asegurarse de que antes de bajar se esté en el edificio principal, un poco más allá de consultas externas.

Tras sortear los obstáculos y a los pacientes, intentando buscar al sitio donde tienen que ir, por los pasillos, nos encontramos con las dos secretarías. Un simple intercambio con un "hola, buenos días" es suficiente como para que te invite a pasar a una sesión clínica mañanera que te deja descansar por lo menos una hora mientras escuchas tranquilamente los residentes y a los médicos  hablar sobre sus pacientes.

Como en cada servicio que hay en el hospital, los residentes, de nuevo, son el alma y el futuro −literalmente− y, aunque a veces se equivoquen, a mis ojos trabajan mejor que, incluso, los médicos. Tratan mejor a los pacientes, trabajan mejor, y siempre ponen ilusión en todo su trabajo. Contagian a todo el personal con esa jovialidad, y lo que más importante, ayudan a los estudiantes porque los comprenden.

Por eso, me gustaría que ninguno cambiase, pues con esa actitud, el hospital cambiaría mucho, y la sanidad con él. Sería una sanidad diferente, más entregada al paciente, más humana, y no por ello, menos científica.
El primer día de las prácticas de Neurología conocimos al jefe del servicio, un hombre entregado a su trabajo que nos corregía las historias clínicas y nos enseñó a hacer una exploración neurológica. Nos mandó pronto a hospitalización, donde nos esperaba uno de los mayores personajes del hospital.

El Dr. Mariposa es un hombre que sirve el servicio de Neurología, nada más vernos, nos mira fijamente, siempre expectante, luego saca su "Ipod" como quien no quiere la cosa, navegando sin razón, como si buscase las respuestas de porqué hay alumnos bajo su tutela. Su voz clara y calmada sueña como si estuviera disfrutando de un día de sol en la playa o de una boda gay. Nos llevó dentro del control de hospitalización, en un despacho, para acribillarnos a preguntas.

Gracias a dios que a pesar del examen de Estomatología, yo ya me había mirado la exploración neurológica en unos apuntes que había creado el "R9".

El "R9" es un apodo creado por sus más allegados, los residentes. El hombre, todavía se ve joven, y todavía conserva algo de ilusión y raciocinio. El pobre nos acompañó en una de nuestras andanzas por planta, sólo para escuchar un temible comentario y una terrible verdad. pues es bien sabido que la Medicina es una ciencia probabilística e inexacta, bien por la complejidad en la que se ve sumergida el cuerpo humano.
El pobre no aguantó el comentario, y con humor, los residentes aseguraron que en el futuro, cuando rotara, me haría la vida imposible.

Así soy yo, haciendo amigos clínicos desde mi etapa de estudiante.

Volviendo con la odisea de los primeros días, Mariposa nos preguntó muchas cosas. Aseguró que una vez, una estudiante que tuvo la desgracia de estar con él, le contó que un paciente con ptosis tenía una lesión del nervio oculomotor.

Mirándonos con sus ojillos interrogadores, el hombre no se pudo creer que le dijera que el núcleo del nervio estaba en el cerebro, convirtiendo una agradable conversación en una prueba infernal para saber si éramos merecedores de una vuelta por la planta con él, pero tuvo que dejarnos por pena.

De todos modos, no hay que dejarse llevar por su comportamiento sumiso, sus andares lentos y su hipofonesis. El hombre es impaciente, y no sabe enseñar y explicar en más de una hora. Dice cosas incomprensibles, que mi pobre cerebro saturado no puede asimilar bien, y es desesperado, y no deja que un alumno, con calma, le explique lo que tiene que hacer el paciente para la prueba de coordinación dinámica: talón-rodilla. Pues no, porque él mismo coge la pierna izquierda del paciente y se la hace pasar por la rodilla y la tibia, acabando pronto y raudo el trabajo, y dejándonos con pocos recursos para hacer la historia neurológica: "ajo y agua", nos cuenta impávido y aparentemente impotente, para luego desaparecer del mapa.

Sin embargo, aunque haya gente que te haga sentir mal, estas prácticas no las recordaré como malas. Eso tengo que agradecérselo a dos residentes y un joven médico que me hicieron de la mañana un poco más amena. Antes de pasar planta, nos puso a prueba, pero de una forma un poco menos asesina que el hombre mariposa del primer día. Nos explicó la diferencia entre la parálisis central y periférica, y mientras lo hacía, aparecieron en el despacho los dos residentes que lo acompañaban aquel día. Una de ellas, internista, llevaba el pelo largo y unas gafas enormes que contrastaban con sus ojos pequeños, la segunda se trataba de una residente de UMI (unidad de medicina intensiva) que guardaba su buen gusto del vestir debajo del pijama verde claro que dejaba constancia de su condición de intensivista. Entraba siempre con un vaso rosita y blanco con la imagen de "Minnie" bebiendo con avidez el café, y resultó una agradable compañera. Eso sí, aún no le perdono esta conversación:

- ¿Y cómo te fue Ginecología...?

- Ginecología...

Resopla la chiquilla, como si la asignatura haya sido una tortura digna de asustar a los chinos.

- Fue de lo peor, al menos para mí. Pero a lo mejor a tí te va mejor, como tienes pinta de "lumbreras".

- ¿Cómo?

Pregunto, extrañado.

- Emm... sí como tienes pinta de "listillo" y tal...

Osó compararme con otro de los famosos "personajillos", esta vez de mi facultad. Y que conste de que no soy ningún "lumbreras", entré el último en medicina...

jueves, 3 de noviembre de 2011

Pruebas Diagnósticas: Descifrando el electrocardiograma (1)

Si habría alguna forma de preguntarle a alguien que no sepa nada de medicina, qué es realmente es lo más característico del oficio, diría muchas cosas. Muchos se centrarían en las pruebas diagnósticas a las que se suele someter la gente con mayor frecuencia, algunos dirían las radiografías de tórax, por ejemplo. Sin embargo, si tú quieres hacer un buen libro sobre medicina o alguna historia que siempre tenga que ver con ello ¿Qué pondrías en la portada?

En efecto, lo más probable es que salga un ECG en la portada. O a lo mejor un dispositivo de monitorización, pero en esencia es lo mismo. Desde siempre algo muy característico de los médicos es que le sabemos encontrar sentido a un par de rayas mal puestas sobre una hoja cuadriculada.

El electrocardiograma (ECG para los amigos y EKG para los alemanes) es una de las pruebas diagnósticas más difíciles de interpretar, casi podría decirse que más que una radiografía, aunque estas tampoco son superfluas en este sentido, no olvidemos que tienen su propia especialidad. Sin embargo, aunque difícil, no excluye que la información que nos da no sólo es de por sí sorprendente, sino que nos puede dar el diagnóstico definitivo en ciertos contextos clínicos, como por ejemplo el de un infarto.

Pero, entonces... ¿Qué nos enseña el ECG? Todo resulta más fácil cuando se comparan las cosas más complicadas con aquellas más rutinarias. El ECG sería como si le sacásemos una foto al corazón, pero no estática, sino dinámica, observando como la corriente de despolarización recorre todo el tejido cardiaco para que se contraiga de forma rítmica y ordenada. También no nos contentamos con ver al corazón solo de frente, sino de varias direcciones, a estas direcciones las llamamos "derivaciones".



Las derivaciones de un ECG son determinadas de la manera en como coloquemos los electrodos, separadamente. Habiendo un electrodo negativo y otro positivo entonces podemos cuantificar la diferencia de potencial que se produce en nuestro cuerpo gracias a la actividad bioeléctrica del corazón. Las derivaciones se dividen en dos grupos, las periféricas y las precordiales.

Las periféricas a su vez pueden dividirse en bipolares y unipolares. Aunque suene complicado al principio, solo es cuestión de entenderlo:

Si tenemos dos electrodos, uno positivo y negativo, y quisiéramos medir la diferencia de potencial entre el brazo derecho y el izquierdo, formaríamos la derivación I, la II se formaría entre el brazo derecho y la pierna izquierda, asimismo el III del brazo izquierdo a la pierna izquierda. Se formarían entonces, sobre el cuerpo, tres rectas que formarían un triángulo (llamado Triángulo de Einthoven). Estas rectas igualmente se podrían colocar todas sobre el centro del pecho, pasando todas por el centro: un punto imaginario llamado punto V. Igualmente podríamos medir el potencial desde el punto V hasta el brazo derecho (aVR), el brazo izquierdo (aVI) y finalmente, hasta la pierna izquierda (aVF).

Las derivaciones precordiales son las otras que nos faltan, estas se colocan directamente sobre el pecho y son seis en total, la primera de ellas, forma una línea imaginaria que corta sagitalmente el corazón mientras que la sexta lo corta de forma frontal. Para los perdidos, la V1 y V2 suelen indicar lo que pasa por la derecha del corazón, V3 y V4 en el septo interventricular, V5 y V6 se relacionan sobre todo con la conducción eléctrica de la parte izquierda.

Una vez tenemos todas las derivaciones, 12 en total, tendríamos las condiciones necesarias para hacer un buen ECG. El paciente debería quedar más o menos así:



Ahora bien... ¿Cómo es una onda normal en el ECG?



Las diferentes fluctuaciones de la raya del electrocardiograma indican cambios eléctricos, de modo que un ECG plano, ya me imagino lo que podría significar para ustedes. La onda de la foto de arriba se corresponde a la actividad del corazón en un ciclo cardiaco completo, de modo que:

Onda P: despolarización de aurículas.

Onda QRS: también llamado complejo QRS, corresponde a la actividad eléctrica de despolarización de ambos ventrículos.

Onda T: es la última que se observa en todo un ciclo, sería la repolarización de los ventrículos, si no hubiera repolarización, seguramente no estarían preparados para conducir otra descarga. Si os estáis preguntando porqué la onda de repolarización de la aurícula no sale representada, aquí tenéis la respuesta: se supone que el complejo QRS la tapa.

Luego se miden ambos intervalos entre los picos positivos de las ondas, como por ejemplo P-R; o el Q-T, de extrema importancia en un síndrome que algún día explicaré por aquí.

El caso es que el esquema de arriba, la onda no es igual en todas las derivaciones (no iba a ser tan fácil, ¿no?), pues se producen cambios ya que se supone que estamos viendo el corazón desde distintos puntos de vista:



Cuando la corriente eléctrica va hacia o en dirección al electrodo positivo, que en el caso de las derivaciones precordiales, el propio electrodo hace de polo positivo; se dice que el voltaje sube, por ello, en las derivaciones precordiales, que nos vamos acercando lentamente hacia la izquierda del corazón, el complejo QRS cambia hasta ser totalmente positivo. En esto se basa la objetivación del eje eléctrico del corazón, que normalmente se encuentra hacia la izquierda y hacia abajo, formando un ángulo con la recta de derivación I. Es importante pues en ciertas anomalías del corazón el eje eléctrico suele estar desplazado, y muchas veces, por desplazamiento del propio corazón desde su posición anatómica normal.

En resumen, lo que tiene que ver un médico en un ECG se resume en el siguiente acrónimo nemotécnico: FREH

F: frecuencia

R: ritmo

E: eje

H: hipertrofia

Generalmente eso es lo que se considera más importante, luego se suelen mirar los intervalos P, asegurarse de que hay onda P, la existencia de otras ondas anormales. Según mi opinión la pauta anteriormente descrita es casi académica y cada cardiólogo tiene su forma de leer ECGs, pero eso es algo que la experiencia y el tiempo acaban determinando.

Por otro lado, podría explicar ahora mismo cada uno de los puntos esenciales para leer un ECG, pero eso es algo que se le queda corta para una sola entrada, así que hasta la próxima. ¡Sed felices!

martes, 4 de octubre de 2011

Vida Estudiantil: ¡Ahhh! ¡Cuarto!



Empezar otro curso de medicina es un caos total. Con cuarto, el temario empieza a centrarse en unas pocas cosillas:

- Recuerdos de conceptos de asignaturas anteriores y que se "supone" que has aprobado pero que te has olvidado completamente de ellas.

-        -  Cómo reconocer la susodicha enfermedad. Su sinónimo “guay” es la semiología. Es reconocer los síntomas y los signos que encontramos en el paciente para poder orientarnos a lo que puede tener.

-        -  Pruebas complementarias: saber cuál de las técnicas de imagen (entre miles, y muchas de ellas, caras) es la que mejor le va a nuestro paciente. Normalmente si eliges como primera prueba diagnóstica un TAC (Tomografía axial computerizada, Escáner, para los amigos), sueles llevarte muchas patadas en el culo. Muchas veces no es necesario todo esto, y simplemente con la clínica ya se te enciende la bombillita de la cabeza.

-        -  Tratamiento. Normalmente los médicos tiran de dos cosas en cuanto al diagnóstico: del sentido común, y del protocolo. Es una cosa que a veces tienes que memorizarte si o si, pues no hay tiempo para pensar mucho en urgencias.

-        -  Extra: explicaciones sobre técnicas de diagnostico en las diferentes especialidades: ECG, EDA, CPRE, e infinitos acrónimos más…

Puede parecer fácil, pero eso hay que multiplicarlo por cada especialidad que doy este año, aproximadamente 7, si somos escuetos y no nos gusta dividir más.

Como he dicho antes, empezar un curso de medicina en la ULPGC es como empezar una guerra sin tener todavía a mano las armas que vas a necesitar, el enemigo se acerca incansablemente, pero tú todavía no sabes si estás usando una espada o un consolador.

 El primer problema todos los años han sido las comisiones, unos apuntes que hacemos en colaboración con toda la clase a base de grabar a los profesores (con el permiso, o sin él, normalmente suele ser lo segundo). Sin embargo, este año los docentes han sido tan amables como para darnos los apuntes, apuntes que llegan al calibre de las 300 páginas, pero son apuntes al fin y al cabo. Otros te dan lecciones de 800, mientras que algunos te recomiendan que te memorices los propios protocolos del servicio. El Dr. Batracio, un personajillo que ya ha protagonizado entradas mías del curso pasado, ha estrenado año haciendo lo que más le gusta: proporcionando 0 material docente al alumnado, 0 facilidades; muchas dificultades: sus propias palabras, salidas de esa boca tan estirada que tiene, contradicen lo que pone en las diapositivas. Menos mal que no las da, que si no me daría por estudiar ahí y luego suspendería como un campeón… El sujeto, que supongo que desconocerá que nosotros nos ayudamos para obtener apuntes, se queja de que le pongan en un examen que el mejor diagnostico para una colecistitis sea una colonoscopia; pero eso sí, todo ello lo balbucea en clase, pero no lo deja claro a los que falten por motivo justificado.

Otro de las escenas propias de un principio de curso son los adelantos de exámenes desde sus respectivas y originales convocatorias, que están puestas para enero-febrero.  A veces pueden ser útiles, para sacarte asignaturas que más o menos son fáciles, sin embargo, no sirve de nada matarse ahora para estudiar a la carrera una que abarque mayor temario y tiempo de estudio. Un posible adelanto que sugirieron fue Cardiología. Dijeron que iba a ser un examen centrado en la parte práctica (no sé a qué se referirá con esto, pues el examen es escrito), y que sería duro. Esto último lo traduje como: “espero que tengáis preparada la vaselina”.

Eufemismos a mi… ¡Bah!

jueves, 15 de septiembre de 2011

El aborto

Hace ya algún tiempo, me acuerdo de una de las discusiones más frustrantes y estúpidas que he tenido con un compañero de clase. De todos modos, un tema tan polémico como es el aborto no deja indiferente a nadie, y en realidad no debería ser así. ¿Por qué debería de ser el aborto tan polémico?

La respuesta es que la gente (sobretodo aquella que no tiene formación en ciencias de la salud) tiende a dejar llevarse demasiado por los sentimientos, imágenes cruentas y la demagogia de unos cuantos manipuladores. Eso sumado a que el proceso en sí, explicado a una persona normal, puede no resultar muy agradable.  De hecho, es más agresivo conforme aumentan las semanas de gestación. Pero hay que ser realista, ver las estadísticas, ver la realidad con los ojos. Porque parece que ver la realidad, algo que curiosamente es fácil de ver con los ojos, es más difícil que sentir a dios con el corazón.

El aborto, para explicaros un poco, sobre todo aquellos que andéis desinformados, es un proceso distinto según la semana que se lleve a cabo. En el primer trimestre puede utilizarse métodos farmacológicos, y más tardíamente métodos quirúrgicos.

 Métodos farmacológicos: Los más utilizados son Misoprostol, un análogo semisintético de la prostaglandina (utilizada para úlcera gástrica por ejemplo). Este es el fármaco que suele acompañar a la Mifepristona o el Metotrexato. Estos dos inducen el aborto, el misoprostol induce las contracciones uterinas pertinentes para que se puedan expulsar los restos.

 Métodos quirúrgicos: Son utilizados más tardíamente, y hay muchas técnicas, de las cuales las más utilizadas suelen ser la de Dilatación y Curetaje, y la de aspiración intrauterina (MVA). Sin embargo, el que más ha causado controversia ha sido el aborto por "nacimiento parcial". Este último, llegando a ser prohibido incluso en EEUU en la época de Bush, consistía en sacar al feto lo necesario. luego, mediante una incisión en la base del cráneo, se succiona y vacía el encéfalo. Normalmente este procedimiento, de alto riesgo y que debe ser realizado por profesionales, necesita un tiempo de preparación, en el que se administrarán fármacos para dilatar el útero.

 Procedimiento quirúrgico de "nacimiento parcial"       

Posibles riesgos: En este tema es dónde los hipócritas "pro-vida" suelen apegarse como si fueran babosas repugnantes. No niego que el aborto inducido entraña riesgos para la madre, pero estos son menores que un parto normal; por otra parte, obviamente, cuanto más tardía sea el aborto: mayores riesgos. Se ha hablado en diferentes estudios sobre las repercusiones psicológicas, y mientras algunos apelan a que las mujeres sienten toda la presión antes de abortar y después un alivio, otros alegan una cosa llamada "síndrome post-aborto" que no ha sido oficialmente reconocida, y que según opinan algunos —yo me incluyo— es una burda y engañosa táctica de los pro-vida.

Como es de suponer, ante este panorama, lo ideal (sobre todo para un médico) es adoptar una posición lo más objetiva y razonable posible. En relación al aborto, creo que hay mucha gente que opina sin saber de verdad. Los "pro-vida" son sujetos que creen defender la vida sin tener ni puta —con perdón­­­­— idea de lo que es. Se dejan llevar por ideas preconcebidas. Muchos de ellos, incluso, suelen manipular el concepto de aborto para transformarlo en un mero asesinato.

Son hipócritas que no quieren admitir la realidad, la realidad de que si se ilegalizara, se llevarían a cabo abortos clandestinos, con verdadero riesgo para las mujeres, no solo físico, sino psicológico, porque se sentirán muy mal yendo a hospitales privados, esquivando las absurdas manifestaciones de una panda de ignorantes de mente cerrada.

Lo que me pregunto yo, es la casualidad de que muchos de los pro-vida sean también creyentes, y aunque esto no parezca tener una relación tan directa, suele estar relacionado, desafortunadamente. ¿Quién mejor que la Iglesia para implantar ideas preconcebidas? Por alguna razón, no sé si tendrá algún interés o algo parecido. A esta horrible y anticuada institución le cuesta abrir su mente y aceptar que los condones pueden servir para prevenir el SIDA en África, o que el aborto puede ser útil para evitar complicaciones de salud de una mujer, o de ocasionarle más problemas y cargas innecesarias a una joven violada de 18 años. ¿Tan difícil es entender esto?

"Miergumentos" y comportamientos simiescos pro-vida:

- En mi antigua discusión, mi compañero sostuvo una curiosa interpretación de los derechos humanos, que al parecer deberían ser aplicados a células reproduciéndose a velocidad cual tumor. Estos derechos se sobrepondrían al derecho de la madre de tenerlo o no. En principio decirle esto a una señora que quiere abortar ya supone un golpe muy duro para ella, pues significaría que para no violar los derechos del feto tendría que tener al niño sí o sí. Desgraciadamente para ellos, esto no funciona así.

- Otra manera de defender a los fetos de su horripilante destino es poniéndole voz en anuncios por televisión que rozan todo lo inimaginable. En sí los manifiestos y pancartas de pro-vida son estúpidas, otorgándole a los fetos de propiedades que no tienen, como por ejemplo, sentimientos, consciencia, voz hablada (a un sistema nervioso y cuerdas vocales todavía en desarrollo).

- Argumentos subjetivistas tipo "¿Tú serías capaz de matar a un bebé?". Un método muy recurrido cuando ya no tienen nada válido y razonable que decir te vienen con esta mierda. Se supone que cuando nace un bebé la madre ya ha decidido tenerlo, por lo general. Aunque claro, siempre se pueden dar casos en los que las mujeres esconden su propio embarazo, o no lo detectan bien, y de repente se ven con un neonato entre sus brazos. Afirmar que un feto o un embrión es lo mismo que un recién nacido es de estúpidos. Aparte de todo esto, también está el problema de que la madre puede no cuidar al niño, y le resulte una frustración más.

Un ejemplo de lo que no se debe hacer para no que se "despollen" de ti: comparar a los bebés con el lince ibérico. Si es que parece que les pone a cien que nos riamos de ellos...
                                    

- "¿Si fueras un feto, te gustaría que tu madre te abortara?" A estas alturas el espécimen pro-vida ha llegado al límite. Dejar la discusión en este punto no es obligatorio, pero si muy recomendable.

Resumiendo, el verdadero problema del aborto ha sido detectar el momento en el que el bebé es consciente de sí mismo, y que tiene el suficiente desarrollo como para ser considerado un ser humano con derecho a vivir. No obstante, hay veces en que dejar vivir a un embrión es más cruel que inducirle el aborto, si hablamos de enfermedades genéticas, como el Tay-Sachs —enfermedad que suele aparecer en una etnia de judíos que están totalmente en contra del aborto, casualidad bastante perra— lo cierto, y que algunos idiotas no comprenderán, es que el aborto es un procedimiento necesario para nuestra sociedad.

Otro problema y prejuicio que si ha producido la legalización y facilitación de los abortos, sobre todo a la gente más joven, es que consideren el aborto como un método anticonceptivo más.  Estas incorrecciones pueden ser usadas por los pro-vida, sin embargo, se trata de un tema que se soluciona con educación sexual. Que se legalice el aborto no significa que la responsabilidad de llevar anticoncepción en las relaciones sexuales sea abolida.

Y entre toda esta porquería donde nadan las mujeres, los médicos estaremos allí para conseguir sólo una cosa: que decidan por sí mismas.

 Comentarios finales: Acabo de empezar un nuevo curso: 4º, y ya el primer día me encontré con un cartel anunciando esta página:


Espero que sea broma, por el bien de mis esfínteres anales...

Bibliografía y páginas webs:

http://en.wikipedia.org/wiki/Abortion


miércoles, 3 de agosto de 2011

Guía para agnósticos: Escepticismo y Existencia


Pues sí, una buena colleja me daría por no actualizar el blog muy a menudo. Digamos que durante estos meses me he permitido dejar de escribir para tomarme unas vacaciones, pero siendo ya agosto y estando casi llamando a mi puerta los exámenes que dejé para septiembre ya es hora de que os ilumine con mis insulsas opiniones sobre metafísica, filosofía, religión, medicina y discusiones que he tenido por ahí.
Y hablando de discusiones filosóficas. Hay algunos ateos débiles (dícese del ateísmo que se acerca al agnosticismo) que necesitan saber algunas lecciones sobre lo que es el escepticismo, y más aún, sobre que significa la existencia.

Tanto uno como el otro son conceptos muy difíciles de recordar y definir, con ciertos matices personales que le da a cada uno. La existencia no es exactamente lo que existe en el exterior, puesto que nadie sabe exactamente cómo es el mundo exterior sino a través de lo que se le ofrece por el córtex visual. Pero venga, metámonos de lleno con las increíbles paradojas que nos ofrece el pensamiento humano:

- Argumento ad ignorantiam: Según la lógica: sería inferir verdad o falsedad en aquello que no se ha demostrado su verdad o su falsedad. Yo, al ser ateo, y no creer en dios, estoy cometiendo un argumento ad ignorantiam ya que no ha sido demostrada la falsedad de dios y no puede ser conocida. No obstante, la lógica no es perfecta (por ello existen las paradojas), y se contradice con otro argumento del brillante filósofo: Bertrand Rusell:

- Analogía de la Tetera:   "Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores".
En resumen. La religión siempre se ha basado en argumentos que son infalsables, de ahí la existencia de los llamados agnósticos. Sin embargo, Russell dice que el escepticismo tiene razones para desacreditar e invalidar estos argumentos ya de que un argumento infalsable se crea una ilusión colectiva que se transfigura rápidamente en una verdad absoluta.

La principal diferencia entre el ateo débil y mi opinión personal es que el primero considera las dos respuestas, yo considero la negativa en caso de no ser demostrada, y cuando así sea pues la afirmaré.
"¡Oh dios!" diría el agnóstico, no puedes decir que no a algo que no puedes demostrar ni conocer.
Esto es un problema muy gordo que tiene que ver con el concepto de existencia, para los agnósticos la existencia es todo aquello que se encuentra ajeno a nosotros. No señores, eso no es la existencia, la existencia es un concepto que cambia con la persona. La existencia se limita solo a lo que nuestro cerebro puede ser capaz de ver, oír, sentir con sus receptores de presión y tacto. Cosas que se pueden demostrar indirectamente con la limitada lógica humana. Los agnósticos consideran que podría ser verdad la existencia de cualquier monstruo absurdo que podríais imaginar leyendo esto y siempre considerarán la mínima posibilidad de que aparezca.

Lo cierto y lo realista es ver que nunca va a pasar. Yo tengo la absoluta certeza de que mañana no se me aparecerá un unicornio, de que el Dios católico no vendrá a darme unas tortas en el culo por escribir estas cosas, simplemente y llanamente porque no existe, nunca ha tenido cabida en mi conocimiento. Los argumentos agnósticos solo dan pié a que mucha gente siga engañándose a sí misma (y ya es hora de que acepte de que algunas personas necesitan engañarse a sí mismas para sobrevivir). Para que lo entendáis mejor, imaginemos que creamos una máquina del tiempo y nos desplazamos a una época donde no se había descubierto todavía América. En los mapas no aparecía el continente, porque no había sido descubierto, SU EXISTENCIA no había sido probada y los mapas NUNCA LA CONSIDERARON, nunca dejaron un huequito reservado para lo que hubiera o podría haber allí. Por aquel entonces se contaban muchas historias de tierras monstruosas, pero la gente que pensaba con más racionalidad (ejemplo: Colón) opinaba que la tierra era mucho más pequeña y a través del atlántico podría llegarse a las indias. Cuando se descubrió entonces se añadió a los mapas. Pero esperad, ahí van un par de ejemplos más:

- Un aldeano del medievo, jornalero y trabajador. Nunca había viajado, pensaba que lo único que existía eran las tierras donde trabajaba, su casa y poco más de los viajeros que le contaban.

- Seguramente mi existencia puede ser insignificante, por no decir nula, para cualquier desconocido del mundo.

- En el universo creado por J.K. Rowling: Harry Potter. Los "muggles" o la gente normal, desconocían y negaban la existencia de los magos. Tanto es este hecho que en el libro se ven muestras de rechazo por parte de la gente normal, tachando a los pocos que veían como "bichos raros". Esto también se ve en muchas películas y cómics, como X-Men. El negacionismo es el origen del rechazo, y del posterior odio de estas minorías de ficción hacia los humanos normales y corrientes.

- Si me encontrara con dios, lo primero que comprobaría sería mi nivel de consciencia. Si, por ejemplo, no he tomado algún estupefaciente ayer, me aseguraría de recordar si alguien me ha coló LSD en la copa.

¿Por qué entonces deberíamos considerar la existencia de dios, si no está demostrado? ¿Es que falsarlo es lo mismo que afirmarlo? ¿Es muy poco humilde y razonable demostrar un poco de realismo? ¿No es razonable negar aquello que no se demuestra? Para los agnósticos el mundo podría estar poblado por criaturas fantásticas, porque claro, no se puede afirmar, pero tampoco se puede falsar, porque no está demostrado. La honestidad no reside en no tener una respuesta; sino en tener una respuesta cambiante según vayamos conociendo. Lo que me diferencia a mí del resto del elenco de creyentes y agnósticos es que considero las cosas a su debido tiempo.

Cuando no creo, no creo al 0%.

¿Algún problema con ello? ¡Ay si, mierda! ¡Maté a Campanilla!

martes, 14 de junio de 2011

No he muerto...

Probablemente ya estéis pidiendo mi lapidación, pero os aseguro de que mi ausencia por el blog está más que justificada. Han sido unas semanas un tanto intensas desde mayo (y de paso... no tan productivas como lo fue marzo). El curso se acabó, y con ello los exámenes de junio. El tiempo apremia, y finalmente ya casi puedo tocar cuarto curso con los dedos, a pesar de que algunas asignaturas me necrosen los dedos del pie derecho y me obliguen a estudiar para septiembre. Todavía no está todo dicho. Pero por ahora estas son las que me acompañaran durante el verano:

-Fundamentos de Cirugía: Esta asignatura es soberbia y asquerosa, de pocos créditos, y de temario aparentemente fácil. El examen está repleto de preguntas ambiguas y otras con la que aprendes cosas nuevas (por ejemplo, que la bacteria más importante de nuestra zona bucodental es la Eikinella Corrodens o que el rituzimab se puede utilizar para el cáncer de colon). El hombre rana no me quiso aprobar porque un alumno de tercero debería ya saber cómo es el tratamiento de un politraumatizado y un quemado, pero claro, se le escaparon bastantes alumnos que aprobaron en su día el parcial y no tuvieron que afrontar estas dos preguntas a desarrollar. Veo muchas negligencias en el futuro... pero al menos ahora voy avisado.

-Farmacología: Tuve mala suerte, o subestimé esta asignatura, de ahí se puede derivar mi rotundo fracaso  al centrarme en el segundo parcial, el más difícil y homicida por antonomasia. Al parecer, centré todos mis esfuerzos en él dejando el tercero, pero lo que le valieron a los demás buenas notas,  a mi me valió un río de sangre antes de llegar a la meta. Ahora tendré que estudiar el tercero y volver a pringar los fármacos en agosto. Absolutamente perfecto.

-Anatomía Patológica: La amabilidad de nuestro tan entrañable personaje "Pototito" (apodo de uno de los profesores de la asignatura) parece algo de cuento; pues, a pesar de que nos pone exámenes tipo test, estos no resultan del todo tan fáciles como fue aquel legendario primer parcial a donde fueron solo 4 gatos (y aprobaron sin dificultades). Dicen que al final resulta bastante amable, pero al menos espero  no llevármela junto a las otras dos (y de paso explicar qué rayos es la "degeneración ameboide").

Y esto es todo lo que me ha pasado. El resto de asignaturas las he aprobado, y si no, resultan calderilla. Hasta la próxima y espero ponerme las pilas con las entradas.

lunes, 2 de mayo de 2011

Hospital "life": Cirugía para graciosos (2)



Hace ya unas dos semanas, antes de semana santa, acabaron las prácticas de patología, que no me dejaron con muy buen sabor de boca: el médico al que acompañaba cometió una absoluta negligencia en su praxis. El bacalao de profesional que estaba hecho el doctor no estaba para enseñar, ni para dar clases, ni para hablar concienzudamente con los pacientes y con los familiares, pero al menos nos sirvió de mal ejemplo: no hay que avasallar a los familiares de los pacientes, ni repetirles lo mismo 50 veces, tomándolo así por unos perfectos idiotas.

Pero eso ya fue agua pasada. Ahora estoy en el quirófano, al que ansiaba ir con todas mis ganas, y que sin embargo, aunque no dudo de lo interesante que son los procedimientos llevados a cabo, y tampoco de la impresión que me llevé nada más el primer día. Resulta bastante agotador estar de pié durante casi 3 horas mirando, sin hacer nada de nada a pesar de todo eso.

Por suerte, no todas las operaciones son así, pues depende mucho del equipo que esté trabajando. Además, puedo sacar varias anécdotas divertidas que ensalzaron mis días mirando vísceras y oliendo carne quemada.
La primera de ellas resulta en encontrarte por un pasillo recto, y al frente, un cartel amarillo bien grande que dice quirófanos, con una flecha roja apuntando a la derecha. Pues no, para los vestuarios tienes que ir a la izquierda, ir en dirección hacia la derecha donde dice un letrero: Cirugía Maxilofacial, y recorrer otro pasillo —este está repleto de pósters descoloridos con fotos que herirían la sensibilidad a más de un paciente— bastante largo hasta llegar a una zona restringida, donde tienes que pasar por los vestuarios obligatoriamente.

¿Qué a dónde lleva la otra dirección? Bueno, un día me perdí y fui por la derecha, luego, crucé un pasillo enorme para encontrarme con una sala de espera para pacientes, la sala del despertar, y por último, el ala psiquiátrica. Por lo visto, el Insular, hace honor a los laberintos de las leyendas y mitos, solo les hace falta el animal salvaje que cazaría a aquellos que tengan la desgracia de perderse por allí. Aunque me equivoco… sí que lo tienen, aunque no es un carnero bípedo sediento de sangre…

El Dr. Batracio —apodado así por sus dos grandes protuberancias en las mejillas y su boca bizarramente alargada— es el que dirige nuestro viaje por este mundillo, mandándonos en grupos a molestar a los cirujanos, metiéndonos de polizones en los quirófanos; y allí observamos, más o menos, como plantas de decoración con ojos, la forma de trabajar. El hombre nos dice que debemos estar a las 8:15 en la puerta de la secretaría de Cirugía General, pero él llega a la hora que le sale de sus mismísimas gónadas. Es sin duda un hombre bastante antipático, y con un claro síndrome de ambivalencia con clara paratimia: puede gritarte que no está enfadado mientras te baña la cara de saliva y agita nerviosamente su cara de un lado a otro. Por último, cuesta dilucidar cada vez que pide un “mosquito”, si se refiere al instrumental quirúrgico o algo para comer.

Este no es el único personaje del quirófano, este lugar está lleno de enfermos mentales sedientos de humor negro y alguno con ideas políticas bastante curiosas. Nada más entrar en el vestuario de hombres —no he tenido ninguna información clara sobre el de mujeres, pervertidos— te encuentras con algo que te hace sangrar la vista: la bandera de España en su pleno apogeo franquista. Eso te hace pensar de qué calaña pueden estar hecha los cirujanos, sobre todo después de algunos comentarios fachas que alguno escupe al vestirse con el pijama verde.

Cuando entras en un quirófano, piensas que estás en algo muy serio. Y en realidad todo lo que hay en él son cosas serias: el monitoreo, las vía principal del paciente, la maquinaria del bisturí eléctrico… sobretodo la mesa que una de las enfermeras empieza a preparar, con todo el instrumental.

La distancia de seguridad para no contaminar la mesa es la normal. Simplemente, no toques el mantel que la recubre y menos lo que lleva encima, pero para algunas enfermeras hipocondriacas no bastarían ni billones de kilómetros de separación, pues para ellas, el sólo mirarlas pueden contaminarlas con algún mal de ojo que alguna gitana te haya puesto. En efecto, me cayó simpática una de estos personajillos, al que voy a llamar “la enfermera caníbal”. La mujer era bastante vivaracha y no dudaba en bromear con otra, que tenía una extraña estereotipia que supone pronunciar con amaneramiento la palabra “divina/o”—en la próxima operación contaré las veces que lo dice—.

A esta pobre mujer la llamé de esta manera por muchos de sus comentarios al final de las operaciones, donde observaba las piezas extraídas, con deseo en sus ojos, y decía querer llevárselas para algún asadero, o que quedarían muy bien en tostada. Era bastante agarrada puesto que le dije que podría compartir conmigo un poco, y se quejó por ello.

Otros cirujanos dignos de mención son el Dr. Sansón y “Super Mario”. El primero de ellos sería el que más se preocupa por que aprendamos un poco de nuestro sufrimiento, pues en muchas de las operaciones, junto al Dr. Batracio, nos ayudaba explicándonos los procedimientos que hacían e incluso nos ayudaba un poco para mirar y no estar perdidos.  El segundo… bueno, creo que debería hablar de él, ya que no me dejó muy buena impresión la primera vez que estuve en una operación, puesto que en esta, sí se podría decir que fue una pérdida total de tiempo.

Este “mostachudo” personaje, lejos de ser tan vivaracho con quien lo comparo, sólo se ha ganado este apodo por apenas alcanzar el 1.60 y por su feo bigote y no por el buen carácter del original. En sus operaciones se trae música clásica para oír, y pasa de los estudiantes como si fueran fantasmas —y fantasma me gustaría ser, para hacerle la vida imposible a este inepto—. No llegué a ir a la clase que daba el hombre este, y es una pena, pues tuvo la mala suerte de coincidir con el periodo de novatadas, en los que se hacía mucho ruido en nuestra facultad, algo que la rigidez mental y el poco humor que brilla en su ausencia, no fue capaz de soportar.

Ahora bien, resumiendo un poco mi experiencia —que aún me queda—, no me gusta el quirófano, ni la cirugía. Es una ciencia médica objetiva, en la que el paciente viene, se anestesia, y no pasa nada más a ser un simple objeto que se maltrata, de forma literal. Pues sí, podría ser interesante, y al menos la cirugía menor puede ser útil para mí, para suturar heridas cuando sea necesario. Pero trabajar, sólo trabajar con cuerpos anestesiados es algo que no quiero para mi futuro. Hay momentos en los que tanto como el anestesista y el cirujano hablan con el paciente antes de operarle, o todo el equipo ayuda para que este, antes de caer en un profundo sueño, se sienta un poco mejor. Pero hay otros en los que se pasa un kilo: anestesia, y a empezar a pinchar venas y arterias como un poseso.  Puede que el Propofol, además de producir sueños eróticos, y sumir al paciente en un profundísimo sueño, sirva también para que el paciente no sea testigo de las cosas tan horribles que se le está haciendo a su cuerpo.

En definitiva, que esto de las prácticas de cirugía sólo me va a servir para saber que no estoy hecho para ser cirujano, sino que estoy hecho para pelear con ellos para que operen, cuando tengan que hacerlo.