miércoles, 17 de marzo de 2010

¿Lolicon o Pedofilia?

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

martes, 2 de marzo de 2010

¿Y si todos fueramos genios?



Cierto… esta entrada la he querido hacer antes de que finalizara febrero, pero al parecer no me salió hasta ahora, a punto de entrar a las 4:30 exactas a hacer un examen de fisiología. No han pasado muchas cosas desde entonces, aparte de que me ha dado por empezar a estudiar japonés (ya estaba harto de estar rodeado de simbología que me era extraña y desconocida, la diferencia de antes, por ahora, es que puedo leer parte de ellos, solo que sigo sin entenderlos), además, he hecho un pedido desde Japón que me llegara dentro de… dos o tres semanas (y quien dice eso, un mes…). Por ahora tendré paciencia, y temo que en un futuro, dentro de dos meses, tener que enviar un correo de protesta por no haber recibido todavía el objeto en cuestión (no pienso revelar de que se trata).

Dejando las frikadas de lado, ¿No os he contado ya que he empezado a tener clases de neuroanatomía? Es curiosa. Podría decir que me es tan difícil como la anterior, ya que esta forma parte de las asignaturas que no se me suelen dar bien, no obstante, consiste en una especie de ciencia descriptiva un tanto abstracta, invisible, psicodélica y engañosa. Pero al fin y al cabo es interesante de investigar, y no por nada un buen porcentaje del alumnado en la facultad quiere ser Neurólogo, Neurocirujano, y disciplinas semejantes.

El aprendizaje, la memoria, la capacidad de retener conocimientos. En nuestra sociedad, y sobre todo en la vida del estudiante, son aspectos esenciales para el éxito. Dado que las pruebas y exámenes consisten básicamente en aplicar conocimientos que no debes consultar en un libro o en una “chuleta”, sino directamente desde el cerebro (en efecto, existe gente que se extirpa las chuletas de su masa encefálica). Otro aspecto a destacar son las capacidades creativas, es decir, todas aquellas habilidades que comprenden en transmitir tu propia imaginación a un papel en blanco, en forma de dibujo o de miles de palabras que cuentan una entrañable historia.

En este sentido, existe una especie de síndrome, todavía no reconocido como un diagnóstico médico pero sí como una clara condición de superioridad (todavía me acuerdo de aquellas élites de las que escuché hablar en sociología), en cuanto a una capacidad intelectual o creativa. Estamos hablando de los Savants.

Savant significa “sabio”, y esa era la palabra con la que en Francia se conocían a los artistas. No obstante, en realidad se quiere hacer referencia a un grupo de personas discapacitadas físicamente y cognitivamente, pero con unas habilidades increíbles de retención, cálculo matemático, buen oído, desorbitada creatividad, etc.

El investigador Darold Treffert lo consideró un estado patológico tal y como lo es el autismo. Y, en efecto, algunos savants presentan el espectro autista, pero no todos. Lo que sí es común a todos es que sus habilidades “sobrehumanas” pueden clasificarse de la siguiente manera:

- Arte (en forma de todas sus disciplinas, pintura, música, escultura…)

- Cálculo de fechas (así como recordar detalles sobre lo que experimentaron en cada día)

- Cálculo algebraico

- Habilidades mecánicas y espaciales (memorización de mapas, por ejemplo)

- Otras (capacidad para aprender idiomas en un corto espacio de tiempo, por ejemplo)

Otra de las características fundamentales del savant es que consiste en un fenómeno que acompaña al autismo, o que se ha adquirido de dos maneras: prenatalmente o postnatalmente. La última mucho más extraña, pero aún así, hay casos. La primera, hace referencia a un síndrome de savant que acompaña a una malformación durante el desarrollo fetal, siempre de tipo neurológico (macrocefalia, agenesia de una determinada área cerebral, etc…).

El único caso en el que me voy a centrar va a ser en el que posiblemente sea el savant más conocido de todos, que coincide, casualmente, con el único que ha logrado tener un desarrollo sociológico lo suficiente como para relacionarse con las demás personas, incluso desconocidos, que iban a verle, atraídos por sus habilidades sobrehumanas, y por ese calendario mental de ¡¡¡10000 años!!! (me cuesta creerlo…) por el cual te podía decir, según el día en que has nacido, que día de la semana lo hiciste, y cuando te jubilarás en el futuro.

Por si no os parece poco, Kim Peek, o “Kimputer” como se le solía apodar, tenía otras habilidades:

- Reconocimiento y total retención de los mapas de Estados Unidos. Era, literalmente, un GPS humano que te indicaba que calles tomar para ir a un determinado sitio.

- Una memoria prodigiosa capaz de hacerle recordar el 98% de los libros que se había leído, un total de 12000. Un libro lo podía memorizar en una hora.

- Capacidad para dividir su atención visual, proporcionándole la habilidad de leerse dos páginas a la vez en unos 8 segundos como media.

- Reconocimiento auditivo y total de partituras, pudiendo especificar título y posiblemente autoría.

Sin embargo, y por desgracia, esas maravillosas habilidades conllevaban un precio muy alto a pagar:

- Macrocefalia

- Agenesia de cuerpo calloso (para los que anden perdidos por este mundillo, consiste en un manojo de fibras nerviosas que conectan ambos hemisferios cerebrales en forma de C invertida más o menos en la parte central del cerebro, donde se encuentran sus áreas más primitivas).

- Dificultades cognitivas (no entendía lo que memorizaba) y motrices (no podía tocar instrumentos, dependencia en la vida domestica…).

- La etiología estaban relacionadas con una condición genética asociada al cromosoma X que le diagnosticaron, el síndrome de Opitz Kaveggia (FG Syndrome), caracterizada por hipotonía muscular y agenesia callosa, entre otros signos y síntomas.

Resalto el segundo punto con razón, dado que según algunas teorías afirman que la razón de sus capacidades está en la compensación de esta anomalía: las neuronas han tenido que establecer contacto entre hemisferios mediante otro tipo de conexiones sinápticas.

Y esto será todo por hoy, por si os habéis quedado con las ganas, aquí os dejo un video en el que se explican muchos más casos:



Y aquí me despido, dentro de una hora tengo el examen, y me han quitado los auriculares para escuchar música y calmarme un poco antes… Ay… Cuánto me facilitaría la vida tener al menos una mente privilegiada, aunque… sinceramente, creo que me contentaré con el que ya tengo.

Esta entrada va dedicada a "cierto compañero de facultad", por ser el primero que se va a leerla y porque un día, cuando era pequeño, se cayó de la cama... y ya os podéis imaginar las consecuencias que tuvo.