jueves, 2 de febrero de 2012

Homosexualidad y religión


Bueno venga, el primer temita post-examinil, y encima lo empiezo después de un examen de ginecología bien completito. Antes y después del ansiado evento estuve navegando por el 20 minutos —algo que suelo hacer como mantra de relajación, leer periódicos digitales— y encontré una noticia de un ex-cura gay que salió del armario y al hacerlo tuvo que huir de sus jefes, desgraciadamente más conservadores que él en este aspecto.

Después del examen, aparentemente sin nada que hacer, acompañando a mi cómplice, decidí investigar un poco más sobre este tema, que al parecer ha sido durante un espacio corto de tiempo de algunos reporteros del 20 minutos. Algo de lo que ya se estaban quejando muchos de los trolls que pululan por el lugar.

Vamos a hablar un poco de homosexualidad.

La homosexualidad es una tendencia sexual del ser humano como cualquier otra, y que la sociedad no ha atinado bien en reconocer como algo normal. Como siempre, la Iglesia ha sido el colectivo que menos la ha aceptado y por un buen tiempo fueron perseguidos y marginados, hasta que por fin, en 1969, se celebraran las primeras marchas a favor de sus derechos.

 Aunque claro, las manifestaciones que una vez se celebraron y fueron llamadas “gay pride parade” distan mucho de las coloridas cabalgatas que se celebran hoy en día. En las marchas de ahora se enarbola la bandera arcoíris y un concepto estereotipado del homosexual.

La bandera arcoíris sustituyó al triángulo rosa, quizá, por ser el método que utilizaban los nacionalsocialistas nazis para distinguir a los homosexuales. El primer diseño fue realizado por un hombre en una marcha del 1978, y desde ahí, se popularizo para utilizarse en casi todos los eventos empezando en 1979.

Se supone que la bandera representaba, al menos para el creador original, una idea  para cada color; por ejemplo, la naturaleza está representada con el verde, la curación con el naranja, etc. La verdad es que yo le encontraría más relación esto con el movimiento “hippie” que con los homosexuales; no obstante, esta filosofía se perdió, y ahora, todo el mundo asocia un arcoíris con lo homosexual.

De hecho, la celebraciones del orgullo LGTB, ya repartidas en todo el mundo, en una sociedad donde los sectores más cultos ya lo respeta como una orientación sexual normal, han pasado a ser un excéntrico y apoteósico espectáculo, de carácter turístico, que no hace más sino amenazar la existencia del individuo homosexual, como alguien normal y corriente que vive su sexualidad como quiere. En un afán por gritar por sus derechos, y por defender su identidad —que me parece una cosa genial— muchos pecan de apartarse de la integración, y acaban, desgraciadamente, identificándose con estereotipos.

En pos a la defensa del cura reprimido homosexual.

La Iglesia siempre ha pecado de intransigente con todo aquello que amenace sus antiguos y estáticos ideales. Tan hipócrita como siempre, se preocupa más porque una pareja de chicos se besen, más que por las enfermedades venéreas que azotan África, y por inculcarle un poco de sentido común a los feligreses —no demasiado, que hay que mantener un mínimo de gente creyente para que haya religión—.

Aún así, 20 minutos nos enseña que ambos ámbitos no están muy separados entre sí, y hay algunos curas y monjas que en vez de reprimir sentimientos heterosexuales, los reprimen de sentido homosexual, como si haya alguna diferencia en eso.

En un intento por compaginar un poco su atracción física por las personas del mismo sexo, con el absurdo celibato que llevan, los muy listos llaman su estado como si de una afección psiquiátrica se tratase: “tendencia homo-afectivo-sexual” lo llaman… ¿Y los curas heterosexuales que tienen? ¿Una “tendencia hetero-afectivo-sexual”? No, claro… ellos sólo son sacerdotes pervertidos.

Se reúnen cual secta, con nombre y todo, a leer la biblia y recordar que son gays reprimidos. Piensan que eso les impedirá sentirse mejor, pero yo no los veo exigiendo en que se plantee una derogación del celibato.

Según la viñeta que observé mirando alguno de los artículos sobre estos temas: "La homosexualidad no es solo  cuestión de sexo" Estoy de acuerdo: No es sólo sexo, también es usar un marcador arcoiris para saber por cuál versículo te ibas.


Superconfesiones

Una de las confesiones anónimas que nos ilustra en la página habla de un hombre de 47 años, homosexual y religioso, que lleva una relación secreta con un amigo a la vez que sermonea a sus feligreses en la parroquia. Se siente mal, y es normal. No tiene que ser muy gracioso vivir en represión, pero claro, siempre sienta bien encontrar a gente tan desgraciada como tú. Esto puede compararse a aquellas asociaciones de enfermos en los que uno comparte sus desgracias con los demás, pero al final, acaban alejándose de la sociedad, identificándose con su propia enfermedad.

Otra confesión, de una monja. No tiene desperdicio. Pues la señora afirma que su homosexualidad no es el “mal”, ella dice que “Si Dios me ha hecho homosexual, será por algún motivo”. Pues claro, tonta, Dios te ha hecho así para controlar el crecimiento la población, que ya vamos a llegar a los siete mil millones…
Esto es completamente absurdo, es una vil treta y un engaño a sí mismo. Sólo nos sirve para comprobar lo mucho que cala la religión en la mente del ser humano. Son gente que se lame las heridas pensando que su creencia es totalmente incompatible con su “inclinación sexual”. Gente reprimida consolando a gente reprimida. Se ocultan, celebran misas homosexuales a espaldas de sus “jefazos”, leen biblias con marcadores multicolor… y encima, afirman que su religión NO es homofóbica, cuando viven marginados y ocultos, sin ser ellos mismos, por temor a que los “sancionen”. Eso es tener dos pares de huevos, o ser un iluso.

Unos defienden que Dios les ha hecho homosexuales... otros dicen que Dios los odia... En algo sí que vamos a tener razón: Dios es bipolar.


Lo que deberían hacer, es no ocultarse y asumir las consecuencias de ello, darse cuenta de que la Iglesia no es más que una institución represora, y que muchos de sus integrantes, homofóbicos por naturaleza; aflautados tontorrones que no saben nada del ser humano, y viven atrapados en la edad media. En definitiva, luchar, porque puedan casarse, amar carnalmente a otras personas, y seguir en su labor religiosa.

Por parte de los sectores más conservadores y “aneuronados” de la institución, se han escuchado cosas como: “el matrimonio gay amenaza para la humanidad”, o “el matrimonio gay es un plan macabro para exterminar la humanidad”. Lo único que me alegra del celibato que ostentan los señores que dijeron estas barbaridades, es que no puedan engendrar descendencia, pues eso sí que sería una “amenaza” para la humanidad.

Resumiendo… ¿No se supone que los curas y las monjas están casadas con Dios, y por tanto no pueden ser homosexuales y heterosexuales? ¿Y los curas heterosexuales qué? ¿No se sienten mal también, por haber deseado el afecto carnal de una chica?

Más modestia por favor, y menos represión.