domingo, 8 de febrero de 2015

Moralitis. Síntomas, diagnóstico, y tratamiento.



Buenas, aquí el autor del blog que, para variar, se da unas vacaciones del blog unos cuantos (muchos) meses. Reanudo un nuevo año -del que ni siquiera he hablado en mi espacio- anunciando que ando estudiando el MIR; por lo que esperense más entradas de medicina, si es que aún hay alguien por ahí esperando algo de esta pequeña y humilde bitácora.
2015 va a ser un año duro. De hecho, acabo de pasar un Enero que pasará a los anales de la historia. Pero dejemos mi vida en el tintero para no volver a sacarla, hoy os voy a hablar de medicina, medicina social, medicina del alma. Es que a mí me gusta llamar medicina a todo. Utilizo tecnicismos para referirme a aspectos de la vida que ni siquiera tienen que ver con mi futura profesión médica; es lo que tiene estar acabando ya esta carrera.
Quizá sea yo el demente que se atreve a mencionar esto, pero además de los virus parainfluenza y los VRS haciendo estragos en las escuelas, tenemos un brote serio de moralitis este invierno, que puede acabar con la paciencia de muchos -incluyendo un servidor-, provocando que lleguemos a un estado de tensión interna donde uno se pregunta si es que ha madurado demasiado para el mundo en el que vive, o se está convirtiendo en un viejo soso y desaliñado. Aún tengo 24 años y todavía puedo dar muchas embestidas, además de concienciarme mejor que un adolescente precario e infantil que se cree que se va a comer el mundo como un bocadillo de nocilla. Vamos por partes:


Concepto
Idea delirante -no un trastorno de la personalidad propiamente dicho, aunque los narcisistas tenderán a esto- consistente en creerse superior a los demás por considerar sus ideas morales superiores a las demás. Estas ideas tenderán al inmovilismo, al dogma, y consecuentemente, a la discriminación de los que opinan contrariamente, creyéndose el afectado con el derecho de corregir injustificadamente a los demás por actos y consideraciones irreales.


Sintomas
Desearía que tuvieran, al menos, dolor abdominal. Lo desearía, porque no lo tienen. Es lo mínimo que merece esta gente por tener ideas inflamadas que ni siquiera pueden defender. Es el problema que conlleva llevar al ámbito radical el objetivismo moral, y creerse con el derecho a censurar palabras y actitudes de los demás por no entrar en su esquema neuronal de ética personal y barata. Dicho de otro modo: ¿Ustedes no han visto al típico personaje que tres o cuatro veces por día coloca en sus publicaciones de cualesquiera red social, imágenes de opiniones basadas en colectivos, fuertemente defendidas por la demagogia, sin aportar datos fehacientes que le den sentido a su queja? Estamos hablando de los veganos abolicionistas y las/los feminazis (hembristas, separatistas). Pero moralistas hay en todos lados. En la religión, incluso en el ámbito ateísta.  


Sujetos quejicas que ni siquiera pueden estar contentos con sus propias vidas. Su tristeza es tal que no aceptan vivir en un mundo coloreado de gris, intentando pintar el mundo del color de rosa a pesar de que cada día, lo estropea una ola de pintura negra que se denomina realidad. La moralitis hace que el sujeto vea problemas donde no los hay, o los vea y decida que la mejor manera es solucionarlos de una manera incorrecta e ilógica. Se llaman objetivistas morales, pero en realidad, tienden a relativizarlo todo, incluso el holocausto que llevaron a cabo los nazis. Porque claro… ¿Si encerramos a los pobres animales de granja para ser servidos como carne en restaurante, porque no lo hacemos con unos cuantos humanos esclavos? Jaja… me gustaría ver a algún psicópata esgrimiendo este argumento; a muchos se les caería la cara de vergüenza. Internet es el emporio de los moralistas, se reproducen como si fueran cucarachas, pero son difíciles de ver en acción fuera de los ordenadores. La mayoría que reciben palos les gusta enseñar las heridas en la cámara, como si dijeran: ¡Mírame, he arriesgado mi vida por mis ideas baratas! Sin embargo, esto es un síntoma excepcional. El resto padece de una moralitis tipo silente, hipócrita, basada en el perjuicio general y en la baja autoestima. El sujeto crea ideas superiores y las idealiza para sentirse superior, cuando en realidad, pisa el mismo suelo y al mismo nivel que el ser humano promedio.


Diagnóstico
Para detectar el moralismo hay que evidenciar la carencia de madurez, junto con la presencia de ideas inamovibles. Los moralistas no abogan por la libertad; atentan contra ella. Censuran, acallan, e insultan y tildan a los demás de los mismos errores que está cometiendo. Defienden la corrección política hasta en plataformas -redes sociales, bitácoras, blogs- donde se supone que impera la libertad de expresión. Apelan a los sentimientos para defender las ideas que abrazan como pecho que les provee leche materna.
Con esto quiero decir que la simple observación es suficiente para diagnosticar de moralitis. Debe tenerse en cuenta el bajo “insight” de la enfermedad, tal y como un síndrome hipomaníaco, el sujeto que padece de moralitis nunca aceptará que él tiene un problema. Si lo hace, es que ya está curado.


Tratamiento
La madurez con el paso de los años hace que la moralitis sea más infrecuente, pero mucho ojito, se puede encontrar de todo. El equilibrio entre la relatividad y el objetivismo hace que uno no acepte hechos injustos que atenten contra la libertad, sin elevar el valor moral como para censurar comportamientos (tales como eliminar palabras “tabúes” o querer dilapidar los piropos de la sociedad). Madurar es aceptar que la realidad es gris, que la sociedad funciona de una manera y cambia lentamente, muy poco a poco. Cuando se madura, se piensa con la cabeza fría; y con la mente menos repleta de sentimentalismos se puede encontrar soluciones más lógicas, llegar a un acuerdo con opiniones diferentes, y discutir concepciones como personas civilizadas.
Ahí está todo. Estudiadlo bien. Tened mucha paciencia con estas personas pues, aunque parezca lo contrario, es una enfermedad que puede curarse, aunque lleva tiempo -algunas leucemias tienen tratamientos de mantenimiento de 3 años. ¡Podría ser peor!-.

Y esto es todo, finalizo esta entrada soltando un: “¡Sed felices!” como en los viejos tiempos...   

2 comentarios:

  1. Cuando me dijste que ibas a hacer esta entrada no me imaginé que la estructurarías en plan clínico, pero ahora que la leo no me sorprende lo más mínimo. Ya era hora de que volvieras a escribir, que las telarañas se estaban adueñando de la página XD.

    ResponderEliminar
  2. Te has quedado a gusto! XD debes hacerlo mas a menudo o te va ha salir una ulcera
    Aunque te veo optimista, con la edad dice!

    ResponderEliminar