No hay nada peor que el “Otaku” que se siente insultado cuando ve que sus obras maestras, consideradas ambrosía de dioses, son vilipendiadas por personas con gustos parecidos pero a los que aún les funcionan convenientemente las neuronas. Me dolería más que insultasen a mi propia madre que al universo Megaten. Esto último sólo demostraría el poco gusto que esta gente conserva. Solo con un par de personajillos monos, con poco pelo en el rostro, ojos grandes y personalidad insulsa. Eso es suficiente para ellos.
Por otro lado, reconozco que la tristeza es un sentimiento válido, como otros muchos, pero algunas veces se justifica y otras no. Me conozco, y soy alguien quien prefiere personajes valientes, no excesivamente osados, sino que sepan valorar convenientemente si vale la pena o no jugar su cuello en la más variada de las ocasiones. Por otro lado, ensalzo el optimismo y la determinación. Valoro los personajes que dejan atrás su tristeza y se levantan para continuar. No importa que lloren, sino por qué lo hacen.
Aparte de todas estas opiniones mal pegadas en dos párrafos introductorios, os quiero preguntar. ¿Cuán de difícil es defender la animación japonesa? Bueno, probablemente a muchos os dé francamente igual, pero en discusiones con gente que todavía no conoce el género me gustaría indicarle cuatro o tres series que pudiera verse cualquier inexperto, algo así como una guía del anime moderno. Es triste que para enganchar a alguien haya que recurrir a series de antes, y lo es aún más el hecho de no poder defender este arte audiovisual cuando sacan basuras como esta:
¿Cómo describir esta serie? Sword Art Online. El culmen de lo incorrecto, la cima de la mayor montaña de mierda de dinosaurio, el infierno del anime. Es asquerosa y repugnante. Machista e irreal. Cliché hasta decir basta. Estas son algunas de las frases que puedo dedicarle a esta serie, y probablemente, una entrada sola no me baste para contaros las razones de su hedor nauseabundo y horrible. Buf... lo peor de todo es que se le pueden salvar detalles, como el principio de la primera temporada y la banda sonora pero eso lo empeora mucho más, como si estos esfuerzos hubieran acabado en saco roto. Por no hablar de los personajes secundarios que acabas prefiriendo más que a los dos protagonistas. Anhelas saber más de ellos e incluso enterarte sobre lo que eran sus vidas fuera del juego, pero ni se molestan en exponerlo. Parece que es más importante la atención injustificada que recibe un mocoso estúpido, considerado tramposo en el propio MMO en el que juega, con conocimientos que ya lo ponen automáticamente en el punto más alto del pódium.
En fin, vamos con mis opiniones:
Sword SHIT Online
Personajes
Bueno vamos a ver, de algún punto habrá que empezar, digo yo. La mayoría de los personajes en SAO es como si están censurados. Los secundarios apenas dan un empuje a la serie y muchas de ellas (por supuesto, las féminas del elenco) tienen reducida su personalidad lo suficiente como para enamorarse del protagonista en un solo capítulo. Los personajes masculinos pasan sin pena ni gloria, y las mujeres que aparecen las acabas valorando más por el físico que por su manera de comportarse o de hacer las cosas (que podría ser un añadido muy suculento a un físico atractivo). SAO te envuelve en una espiral de esperanza que poco a poco se reduce a medida que visionas cada capítulo. Asuna, la co-protagonista de la historia, puede parecer al principio una chica “cool”, medianamente atractiva, definitivamente, con dos buenos pares de ovarios. Pero eso se rompe cuando se acaba enamorando de Kirito. Poco después no se convierte en otra cosa sino en un objeto, un simple trofeo al que Kirito aspira y busca durante 13 episodios mal paridos la segunda temporada). Poco más que decir; aparte del amor estúpido, sin sentido y completamente injustificado que se profesan los dos protagonistas y que reiteraremos en el siguiente apartado.
SAO es una serie de anime que se basa en una serie de novelas con el mismo nombre, pero de distinto subtítulo en cada arco. No importa el medio audiovisual en el que se presente, un protagonista GARY STU siempre es vomitivo e indeseable. Sea en animes, o inclusive, libros. Bien es verdad que los adolescentes, sujetos de por sí egocéntricos y egoístas, necesitan identificarse con personajes carentes de defectos y toda lógica. No hay nada más deshumanizante que un personaje así, cuya historia no hace más que dar vueltas alrededor del aparato reproductor masculino del susodicho. Es por ello que un contexto que promete, luego se rellena con clichés. El protagonista es el dueño de toda acción, y la corriente del argumento siempre va a su favor. Kirito no es sólo sino un espejo en el que se reflejarse y que sólo sirve de figura masturbatoria en el que el otaku adolescente medio se refleja, queriendo ser al menos un niñato condescendiente por al menos un día. Horroroso.
Los enemigos con los que se encuentra son torpes, poco creíbles, insultantes y tremendamente inútiles. Unos bufones sin remedio que no suscitan al odio, pero sí a la burla y la risa. Las propias expresiones lo indican y sus malas obras no te importan un carajo. Premio especial se lleva Oberon, rey de las hadas —también llamado, rey de los “faggots”— o Sugou Noboyuki fuera de su juego. De alguna manera habrá tenido las influencias para conseguir prometerse con una chica menor de edad, sobre todo en un país como Japón. Sin embargo, mi favorito siempre será el guardaespaldas de Asuna en la primera temporada. ¡Esos putos caretos! ¿Qué mierda de necesidad había de deformarle la cara? Debería haberse dedicado a trabajar en un circo como mono de feria, o en una de esas casas encantadas que tanto gustan en los parques de atracciones:
Argumento
La primera temporada de SAO trata sobre un juego online, de esos en los que te creas un personaje y juegas en un mundo abierto, al mismo tiempo que miles de jugadores que como tú estan conectados a tiempo real con sus propios personajes. Sólo que en este caso ficticio se juega con cascos de realidad virtual. El caso es que su creador, con motivos que nunca llegan a explicar del todo bien, encierra a los miles de jugadores que el primer día disfrutaban de su mundo y les desafió a acabarlo, con el riesgo de morir si alguno de los monstruos elimina nuestro avatar. No es lo más maduro que nos podemos encontrar en el mercado, pero tras un primer vistazo, hasta parece interesante. Es una pena que luego lo destrocen poco a poco hasta acabar con la escena de amor más insultante y patética de la historia.
El escenario idílico nos presenta una situación que parece haber sido parida por un cuento de hadas: el cielo siempre azul, la cabaña en medio de un prado de hierba fresca y verde. Asuna, ahora la mujer de la casa y con una habilidad 100 en cocina, prepara un conejo que horas antes Kirito atrapó con la “badassería” —maricona— en sus ojos redondos. Poco después, una escena romántica durante la noche. Ella se quita el equipo, dejando ver su avatar en ropa interior, y el otro se sonroja, con cara de tonto, con una de esos rostros que ya me gustaría a mí ver aplastado contra el piso.
¿Qué cojones me estás contando? ¿No es más lógico que concentren todos sus esfuerzos en acabar el juego para tomar una relación más creíble en la vida real? ¿Me estás diciendo que un crio de 16 años todavía no puede entender las dobles tintas de una insinuación sexual? ¿Es esto un puto MMO o un maldito simulador de citas? Las escenas románticas en SAO están forzadas hasta el límite de la náusea. El relleno se atraganta con una propia historia que no avanza. Los bosses no se muestran, tampoco los monstruos, los ítems, los esfuerzos de los jugadores por subir piso por piso. Todo eso que esperamos de un MMO falta como si de extremidades amputadas se tratara.
Pero la cima de la más apestosa porquería tiene lugar en la segunda temporada, o el segundo arco de los libros. El final de la primera fue tan insípido y rápido que ni siquiera me voy a molestar en nombrarlo, pero está claro de que ahora contamos con un protagonista hipertrofiado sin razón alguna, al que el argumento proviene de armas y poderes que ningún otro puede blandir. Sólo por su cara bonita. El nuevo juego que sustituye a Aincrad, el anterior, un mundo de hadas en el que todos poseen orejas largas y alas para volar, es eclipsado por una necesidad continua de Kirito de recuperar a Asuna, ahora interpretando el papel de la princesa de Mario, que debe ser salvada a toda costa.
Su pequeña y dulce prima, siendo criados como hermano y hermana, se enamora de él en el juego y en la vida real. No sé si decir que es retrasada o el argumento de por sí es una mierda, pues nos intenta vender que la susodicha no reconoce al gilipollas en el juego. ¡Por dios! Si el avatar es sólo una versión más mariconizada de él. Aparte del peinado estúpido, las orejas puntiagudas y el trajecito negro. ¡Sigue teniendo la misma cara de un subnormal mimado o la verborrea de un niño que se da muchas luces!
El gran final, y conclusiones
Señores, alcanzamos el final. El sufrimiento se acaba, pero ni por esas SAO piensa dejarnos en paz, deleitándonos con última demostración de lo mucho que ha caído. Al final, toda la historia de la manipulación de mentes que tenía montada Noboyuki, haciendo del juego una mera tapadera, no importa para nuestro valiente protagonista. Pero eso sí, tocar a su chica, eso es totalmente intolerable. Por eso, no es hasta que Asuna es cuasi-violada por el villano, cuando el plot le da a Kirito los materiales necesarios para acabar con el desgraciado: los derechos de un game master. Me encanta como, a cada minuto de capítulo, va consiguiendo poderes nuevos sin una justificación de peso más que ser el puto protagonista.
En fin, que el niñato coge la espada de juguete, y le corta el brazo a Oberon, que empieza a llorar como una nena. Lo corta prácticamente por la mitad, y la parte inferior se le desmaterializa, luego, tomando la parte que queda, el muy badass lanza hacia arriba lo que queda de Oberon, y lo atraviesa con la punta del espadón.
¡Oh! La verdad es que si hasta para Kirito eso puede ser demasiado duro. Nunca lo vi demasiado cruel incluso en dos temporadas de una serie de poca consistencia, con lo cual, creo que hasta el más estúpido pudo darse cuenta del buen montón de mierda que es esta serie.
Mete un contexto medianamente prometedor, un argumento mal conducido, y un buen montón de clichés japoneses, bien concentrados. Y tendrás una receta preparada para la gastroenteritis, un brebaje peor que ingerir paraquat.
Ah sí, a diferencia de la serie, donde aparece censurado, Kirito y Asuna tienen sexo y aparece totalmente detallado en las novelas, eso sí, tal y como describe el autor la cantidad de semen que eyacula el cabronazo, si tenemos en cuenta los litros que soltaría un hombre normal en dos años (depende de con qué frecuencia se masturbe), está claro que esa vagina tiene que tener una gran capacidad de distenderse.
Corto y cierro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario