lunes, 14 de abril de 2014

Pruebas Diagnósticas: Descifrando el electrocardiograma (2)



Esta entrada pretende continuar aquella que empecé hace años (aquí), sobre cómo debe interpretarse correctamente un ECG, o un electrocardiograma. Como ya he explicado, el ECG es una prueba muy útil para los médicos, y sin importar en qué especialidad se esté, es importante poder reconocer sus más importantes secretos. ¡Hay que ver lo bien que siente sacar información de un conjunto de rayas sobre un papel cuadriculado!

Y además, no hay que perderse algo tan crucial como la ubicación de los infartos o hipertrofias por medio de alteraciones en el músculo cardiaco que se traducen en la conducción eléctrica.

En la anterior entrada nos quedamos describiendo lo que es un ECG y la manera de obtenerlo, las derivaciones, y por último, de forma muy resumida, los pasos que hay que seguir para analizar un ECG. La regla nemotécnica FREHI. F para frecuencia, R para el ritmo, E para el eje, I para los infartos.  

Normalmente, para no andar perdidos, se sigue el orden que he expuesto, así que, si tenemos que empezar por algún sitio sería la...

Frecuencia

La frecuencia de los latidos (no olvidemos que se miden por ciclos/minuto) viene marcada por los impulsos del marcapasos del corazón, que es el nódulo sinusal, el que activa la despolarización de las fibras que rodean las aurículas para comenzar su contracción.

Sin embargo, en otras circunstancias (siempre patológicas) pueden surgir marcapasos en otras áreas del corazón, actuando como el nódulo sinusal. De este modo, se llamarían marcapasos ”ectópicos” que surgen en caso de que el SA falle de algún modo. Un ejemplo de esto sería el marcapasos ectópico más cercano a la aurícula, que dispara normalmente a una frecuencia de 75 lat/minuto, aunque, en situación de urgencia, puede surgir a frecuencias mayores, entre 150 y 200.

Otro posible marcapasos puede surgir del otro nodo, el auriculoventricular (AV), en caso de que no le llegue el estímulo del SA, disparando a 60 por minuto. Sin embargo, puede iniciarse también a frecuencias mayores. Y por último, más abajo, en los ventrículos, puede surgir marcapasos entre 30-40 por minuto en caso de faltarle el estímulo de AV. Es llamado entre los médicos como “ritmo idioventricular”.

Pero volvamos a nuestro nodo sinusal. La frecuencia normal a la que dispara está entre 60 y 100. En caso de que dispare a más de 100 por minuto, estamos ante una taquicardia sinusal, asimismo, en caso de que dispare a menos de 60, hablaremos de una bradicardia sinusal.


Taquicardia sinusal

Bradicardia sinusal
Sin embargo… ¿Cómo medimos la frecuencia sólo mirando las líneas del ECG? Sorprendentemente, no vamos a necesitar una calculadora, ni una regla. Además, en medio de una urgencia, poco tiempo vamos a tener para andar trajinando con estas: hay una manera muy fácil de calcularla, simplemente con observación y recordando unos sucesión de números:

  • Los ECG estan trazados sobre papel cuadriculado, con líneas finas y gruesas. Lo primero que debemos hacer es buscar una onda R (la más grande del complejo QRS) que más o menos coincida con una línea gruesa vertical.
  • A partir de ahí, vamos contando las siguientes líneas gruesas hasta llegar a la siguiente onda R, hacia la derecha del papel. Las 3 primeras líneas tienen asignado los valores de 300, 150 y 100, y las tres que siguen, 75, 60, 50. El truco está en memorizar esos dos grupos de números.
  • El lugar que ocupa la siguiente onda R nos da la frecuencia, pero de forma aproximada. Si por ejemplo, está entre la cuarta y la quinta línea vertical, tendremos una frecuencia aproximada entre 75-60, un ritmo sinusal normal.


La frecuencia en este caso sería de 100.
Como ya notaréis, esta táctica solo sirve con frecuencias mayores de 50. ¿Cómo hacemos entonces para calcular bradicardias menores? Esta vez usaremos unas marcas que aparecen en la parte superior del papel del ECG, son las “marcas de tres segundos” para indicar que entre ese punto y el otro han pasado 3 segundos de la línea trazada por la maquinita del ECG.

  • Cogemos dos intervalos de 3 segundos, que obviamente, serán intervalos de 6.
  • Contamos los ciclos que hay en ese intervalo (un ciclo va de una onda R a la siguiente).
  • La frecuencia será el número de ciclos x 10. O más simple, ponerle un 0 a la derecha al número de ciclos.




Como veis, es bastante fácil: tan simple como el cerebro de un creacionista. Sin embargo, automatizar el método para realizarlo rápido y eficiente contiene mucha práctica por delante. Hasta aquí la entrada. La próxima promete más larga, y hablaré de cómo analizar el ritmo en el ECG, así como de sus alteraciones más importantes. ¡Sed felices!

Bibliografía

Dubin. Electrocardiografía Práctica. 3º ed. México D.F.: McGraw Hill interamericana.

jueves, 10 de abril de 2014

Animes que odio (2)


No hay nada peor que el “Otaku” que se siente insultado cuando ve que sus obras maestras, consideradas ambrosía de dioses, son vilipendiadas por personas con gustos parecidos pero a los que aún les funcionan convenientemente las neuronas. Me dolería más que insultasen a mi propia madre que al universo Megaten. Esto último sólo demostraría el poco gusto que esta gente conserva. Solo con un par de personajillos monos, con poco pelo en el rostro, ojos grandes y personalidad insulsa. Eso es suficiente para ellos.

Por otro lado, reconozco que la tristeza es un sentimiento válido, como otros muchos, pero algunas veces se justifica y otras no. Me conozco, y soy alguien quien prefiere personajes valientes, no excesivamente osados, sino que sepan valorar convenientemente si vale la pena o no jugar su cuello en la más variada de las ocasiones. Por otro lado, ensalzo el optimismo y la determinación. Valoro los personajes que dejan atrás su tristeza y se levantan para continuar. No importa que lloren, sino por qué lo hacen.

Aparte de todas estas opiniones mal pegadas en dos párrafos introductorios, os quiero preguntar. ¿Cuán de difícil es defender la animación japonesa? Bueno, probablemente a muchos os dé francamente igual, pero en discusiones con gente que todavía no conoce el género me gustaría indicarle cuatro o tres series que pudiera verse cualquier inexperto, algo así como una guía del anime moderno. Es triste que para enganchar a alguien haya que recurrir a series de antes, y lo es aún más el hecho de no poder defender este arte audiovisual cuando sacan basuras como esta:


¿Cómo describir esta serie? Sword Art Online. El culmen de lo incorrecto, la cima de la mayor montaña de mierda de dinosaurio, el infierno del anime. Es asquerosa y repugnante. Machista e irreal. Cliché hasta decir basta. Estas son algunas de las frases que puedo dedicarle a esta serie, y probablemente, una entrada sola no me baste para contaros las razones de su hedor nauseabundo y horrible. Buf... lo peor de todo es que se le pueden salvar detalles, como el principio de la primera temporada y la banda sonora pero eso lo empeora mucho más, como si estos esfuerzos hubieran acabado en saco roto. Por no hablar de los personajes secundarios que acabas prefiriendo más que a los dos protagonistas. Anhelas saber más de ellos e incluso enterarte sobre lo que eran sus vidas fuera del juego, pero ni se molestan en exponerlo. Parece que es más importante la atención injustificada que recibe un mocoso estúpido, considerado tramposo en el propio MMO en el que juega, con conocimientos que ya lo ponen automáticamente en el punto más alto del pódium.

En fin, vamos con mis opiniones:

Sword SHIT Online

Personajes

Bueno vamos a ver, de algún punto habrá que empezar, digo yo. La mayoría de los personajes en SAO es como si están censurados. Los secundarios apenas dan un empuje a la serie y muchas de ellas (por supuesto, las féminas del elenco) tienen reducida su personalidad lo suficiente como para enamorarse del protagonista en un solo capítulo. Los personajes masculinos pasan sin pena ni gloria, y las mujeres que aparecen las acabas valorando más por el físico que por su manera de comportarse o de hacer las cosas (que podría ser un añadido muy suculento a un físico atractivo). SAO te envuelve en una espiral de esperanza que poco a poco se reduce a medida que visionas cada capítulo. Asuna, la co-protagonista de la historia, puede parecer al principio una chica “cool”, medianamente atractiva, definitivamente, con dos buenos pares de ovarios. Pero eso se rompe cuando se acaba enamorando de Kirito. Poco después no se convierte en otra cosa sino en un objeto, un simple trofeo al que Kirito aspira y busca durante 13 episodios mal paridos la segunda temporada). Poco más que decir; aparte del amor estúpido, sin sentido y completamente injustificado que se profesan los dos protagonistas y que reiteraremos en el siguiente apartado.

SAO es una serie de anime que se basa en una serie de novelas con el mismo nombre, pero de distinto subtítulo en cada arco. No importa el medio audiovisual en el que se presente, un protagonista GARY STU siempre es vomitivo e indeseable. Sea en animes, o inclusive, libros. Bien es verdad que los adolescentes, sujetos de por sí egocéntricos y egoístas, necesitan identificarse con personajes carentes de defectos y toda lógica. No hay nada más deshumanizante que un personaje así, cuya historia no hace más que dar vueltas alrededor del aparato reproductor masculino del susodicho. Es por ello que un contexto que promete, luego se rellena con clichés. El protagonista es el dueño de toda acción, y la corriente del argumento siempre va a su favor. Kirito no es sólo sino un espejo en el que se reflejarse y que sólo sirve de figura masturbatoria en el que el otaku adolescente medio se refleja, queriendo ser al menos un niñato condescendiente por al menos un día. Horroroso.

Los enemigos con los que se encuentra son torpes, poco creíbles, insultantes y tremendamente inútiles. Unos bufones sin remedio que no suscitan al odio, pero sí a la burla y la risa. Las propias expresiones lo indican y sus malas obras no te importan un carajo. Premio especial se lleva Oberon, rey de las hadas —también llamado, rey de los “faggots”— o Sugou Noboyuki fuera de su juego. De alguna manera habrá tenido las influencias para conseguir prometerse con una chica menor de edad, sobre todo en un país como Japón. Sin embargo, mi favorito siempre será el guardaespaldas de Asuna en la primera temporada. ¡Esos putos caretos! ¿Qué mierda de necesidad había de deformarle la cara? Debería haberse dedicado a trabajar en un circo como mono de feria, o en una de esas casas encantadas que tanto gustan en los parques de atracciones:


Argumento

La primera temporada de SAO trata sobre un juego online, de esos en los que te creas un personaje y juegas en un mundo abierto, al mismo tiempo que miles de jugadores que como tú estan conectados a tiempo real con sus propios personajes. Sólo que en este caso ficticio se juega con cascos de realidad virtual. El caso es que su creador, con motivos que nunca llegan a explicar del todo bien, encierra a los miles de jugadores que el primer día disfrutaban de su mundo y les desafió a acabarlo, con el riesgo de morir si alguno de los monstruos elimina nuestro avatar. No es lo más maduro que nos podemos encontrar en el mercado, pero tras un primer vistazo, hasta parece interesante. Es una pena que luego lo destrocen poco a poco hasta acabar con la escena de amor más insultante y patética de la historia.

El escenario idílico nos presenta una situación que parece haber sido parida por un cuento de hadas: el cielo siempre azul, la cabaña en medio de un prado de hierba fresca y verde. Asuna, ahora la mujer de la casa y con una habilidad 100 en cocina, prepara un conejo que horas antes Kirito atrapó con la “badassería” —maricona— en sus ojos redondos. Poco después, una escena romántica durante la noche. Ella se quita el equipo, dejando ver su avatar en ropa interior, y el otro se sonroja, con cara de tonto, con una de esos rostros que ya me gustaría a mí ver aplastado contra el piso.

¿Qué cojones me estás contando? ¿No es más lógico que concentren todos sus esfuerzos en acabar el juego para tomar una relación más creíble en la vida real? ¿Me estás diciendo que un crio de 16 años todavía no puede entender las dobles tintas de una insinuación sexual? ¿Es esto un puto MMO o un maldito simulador de citas? Las escenas románticas en SAO están forzadas hasta el límite de la náusea. El relleno se atraganta con una propia historia que no avanza. Los bosses no se muestran, tampoco los monstruos, los ítems, los esfuerzos de los jugadores por subir piso por piso. Todo eso que esperamos de un MMO falta como si de extremidades amputadas se tratara.


Pero la cima de la más apestosa porquería tiene lugar en la segunda temporada, o el segundo arco de los libros. El final de la primera fue tan insípido y rápido que ni siquiera me voy a molestar en nombrarlo, pero está claro de que ahora contamos con un protagonista hipertrofiado sin razón alguna, al que el argumento proviene de armas y poderes que ningún otro puede blandir. Sólo por su cara bonita. El nuevo juego que sustituye a Aincrad, el anterior, un mundo de hadas en el que todos poseen orejas largas y alas para volar, es eclipsado por una necesidad continua de Kirito de recuperar a Asuna, ahora interpretando el papel de la princesa de Mario, que debe ser salvada a toda costa.

Su pequeña y dulce prima, siendo criados como hermano y hermana, se enamora de él en el juego y en la vida real. No sé si decir que es retrasada o el argumento de por sí es una mierda, pues nos intenta vender que la susodicha no reconoce al gilipollas en el juego. ¡Por dios! Si el avatar es sólo una versión más mariconizada de él. Aparte del peinado estúpido, las orejas puntiagudas y el trajecito negro. ¡Sigue teniendo la misma cara de un subnormal mimado o la verborrea de un niño que se da muchas luces!

El gran final, y conclusiones

Señores, alcanzamos el final. El sufrimiento se acaba, pero ni por esas SAO piensa dejarnos en paz, deleitándonos con última demostración de lo mucho que ha caído. Al final, toda la historia de la manipulación de mentes que tenía montada Noboyuki, haciendo del juego una mera tapadera, no importa para nuestro valiente protagonista. Pero eso sí, tocar a su chica, eso es totalmente intolerable. Por eso, no es hasta que Asuna es cuasi-violada por el villano, cuando el plot le da a Kirito los materiales necesarios para acabar con el desgraciado: los derechos de un game master. Me encanta como, a cada minuto de capítulo, va consiguiendo poderes nuevos sin una justificación de peso más que ser el puto protagonista.


En fin, que el niñato coge la espada de juguete, y le corta el brazo a Oberon, que empieza a llorar como una nena. Lo corta prácticamente por la mitad, y la parte inferior se le desmaterializa, luego, tomando la parte que queda, el muy badass lanza hacia arriba lo que queda de Oberon, y lo atraviesa con la punta del espadón.

¡Oh! La verdad es que si hasta para Kirito eso puede ser demasiado duro. Nunca lo vi demasiado cruel incluso en dos temporadas de una serie de poca consistencia, con lo cual, creo que hasta el más estúpido pudo darse cuenta del buen montón de mierda que es esta serie.

Mete un contexto medianamente prometedor, un argumento mal conducido, y un buen montón de clichés japoneses, bien concentrados. Y tendrás una receta preparada para la gastroenteritis, un brebaje peor que ingerir paraquat.


Ah sí, a diferencia de la serie, donde aparece censurado, Kirito y Asuna tienen sexo y aparece totalmente detallado en las novelas, eso sí, tal y como describe el autor la cantidad de semen que eyacula el cabronazo, si tenemos en cuenta los litros que soltaría un hombre normal en dos años (depende de con qué frecuencia se masturbe), está claro que esa vagina tiene que tener una gran capacidad de distenderse.

Corto y cierro.

             

viernes, 7 de febrero de 2014

Catherine: No es sólo erotismo de lo que estamos hablando


Aviso: si tienen pensado jugarlo, no leáis la entrada, se revelan ciertos detalles sobre la trama.Quedáis avisados.

Si hay algo que siempre me ha gusta en un videojuego es que, mientras disfrutes interactuando con él te haga pensar. Filósofos podemos ser todos ­­­­­­­­­—o al menos, todos aquellos a los que nos gusta dar cuerda a nuestras neuronas—, asimismo lo pueden ser los productores de videojuegos, o aquellos que nos quieran contar una historia a partir de este medio audiovisual, cuyo mercado supera a muchos otros medios. Hay muchos ejemplos, como el “Bioshock”, cuyo estilo redefinió por completo un género sobreexplotado como son los juegos de “disparos” en primera persona. Su estilo novedoso, su jugabilidad excelente y el drama de la historia descansaba sobre una cuna moral perfectamente fabricada. El contexto de una ciudad donde la ética pasaba a un segundo plano, siendo superada por el beneficio individual, era sin lugar a dudas una sórdida crítica a las ideas objetivistas de Ayn Ryan.

Sin embargo, no estamos aquí para comentar el Bioshock, sino otro juego, cosecha de ATLUS, una desarrolladora de videojuegos de la que me considero “fan” por el estilo tan diferente de sus creaciones y del argumento que teje para ellos. Estamos ante “Catherine”, un juego de PS3 que a primera vista, podría considerarse simplemente una historia romántica y de tinte erótico, pero que sin embargo encierra mucho significado en su interior.

No es mi intención hacer un “review” de este juego, y estoy seguro de que muchos otros escritores en páginas de internet lo hacen mucho mejor que yo, mi objetivo es desenterrar e significado de muchos de los elementos que los creadores usaron para crear una historia apasionante y divertida, y que va mucho más allá del ensalzamiento del amor y el romance.

“Catherine” es la historia de la infidelidad de un treintañero llamado Vincent sobre su novia Katherine, con la que viene saliendo desde ya muchos años. Se muestra impotente e inseguro de su vida cuando su compañera intenta cerrarle el cerco, queriendo casarse con él. El control de su vida se le escapa de sus manos, y él puede notarlo perfectamente. Sin embargo, se ve aterrorizado por bizarras pesadillas en las que tiene que escalar una enorme torre junto a montones de carneros bípedos, escapando a su vez de sus mayores miedos y dudas. El tinte sobrenatural y ocultista mezclado con una historia romántica de desamor e infidelidad de por sí ya es bastante original. A pesar de parecer un juego erótico y moderno, también lo es terriblemente oscuro y misterioso.

La ética de la infidelidad

La infidelidad viene definida como la relación amorosa que se lleva con personas distintas de un vínculo oficial que viene establecido por otra relación amorosa establecida. Es el quebrantamiento del “pacto normativo” que limita el número de personas que se involucran e una relación amorosa o erótica (que clásicamente son dos). Los motivos para romperlo son muchos, desde desenamoramiento, venganza, atracción sexual…

La infidelidad ha sido el motivo que más ha provocado conflicto en las relaciones monogámicas, y el descubrimiento trae tristeza, baja autoestima e ira para aquel que ha sido engañado. Normalmente, suele haber una retirada de la confianza que se ha depositado en la pareja, pero por muchos otros motivos, no necesariamente puede ser lo que marque el final de una relación.

El tema de la infidelidad, además de ser el problema principal en el protagonista, acaba siendo una simple ilusión que aunque esté premeditada por un tercer personaje, no es más que el simbolismo de una inseguridad interna, fruto de los eventos que finalmente le están llevando a una nueva etapa de la vida a la que el protagonista no se siente especialmente preparado, e incluso, es demasiado tímido para discutir por miedo a posibles represalias.

El caso de la infidelidad del protagonista no es la única. Todos aquellos que han traicionado, de alguna manera, a un ser querido, están escalando la torre de bloques. Muchas veces a la pregunta de “¿Porqué estoy aquí?” les viene respondida: “Porque alguien deseó que murieses”. En principio se tiene a las pesadillas como un castigo, pues si caes de la torre al día siguiente estás muerto en la cama. Sin embargo, luego se refleja como una especie de prueba psicológica en la que los contendientes deben darse cuenta de qué es lo que quieren en realidad. El motivo por el que escalan no siempre es el mismo, y hay muchas historias entretejidas que tienen mucho que ver con las relaciones amorosas:

Un amigo del protagonista, Orlando, se muestra arisco con las mujeres pues las considera arpías sin sentimientos después de que su esposa la dejara, según él, sin motivo. Sin embargo, nunca reconoció que su mujer le reprochó haberse gastado todo el dinero en juegos de azar.

En el juego conoces a un policía que se siente responsable de haber perdido a su esposa en un asesinato que aconteció justo después de haberse peleado con ella y haberla echado de casa. Las últimas palabras de él fueron “fuera de aquí”, lo que agrava más su culpabilidad. Intentó suicidarse, siendo salvado por otro de los personajes del bar que suele frecuentar el protagonista.

En el bar también conoces a un ex periodista de nombre Justin, que habla sobre una bailarina que le persigue en sus pesadillas. Justin escribió un artículo sobre ella, destacando sobre todo su valor y esfuerzo en llegar a ser la mejor, sin embargo, esto hizo que ganara fama y con ello, muchos enemigos que abusaron impunemente de ella hasta el punto de que acabó por suicidarse. Opacado por su sensación de culpa, la relación que tiene con su novia va cada vez peor.

La historia de Todd, un mujeriego que tiene a las féminas como meros objetos, resulta ser un hombre de baja autoestima y opacado por su padre, que siempre lo había tenido todo: un buen negocio, muchas mujeres, y un hijo que siguiera sus mismos pasos. Al darse cuenta de que esto último no lo podía conseguir, vejaba, pegaba a su hijo y lo llenaba de insultos; luego, acabó por dejarlo.

Los carneros y el concepto de individualidad

Las ovejas han tenido siempre una fuerte simbología en la mitología tal y como la tiene en el juego. El protagonista se ve inmerso en sueños donde carneros que como él intentan escalar la torre, al mismo tiempo que tienen que afrontar una series de preguntas cuya respuesta está en disposición de la moral del jugador.

El protagonista se ve él mismo como humano, mientras que los demás se ven transformados en carneros bípedos. Sin embargo, se da cuenta rápidamente cuando habla con uno de que él es visto como un carnero más. Ello representa la naturaleza humana: la individualidad es representada como un “yo” y el mundo exterior, lleno de personas con las que puedo entablar relaciones. Puede ser que en realidad nos estemos engañando a nosotros mismos, pensando que somos independientes y libres cuando en realidad seguimos perteneciendo a un “rebaño”, no obstante, también puede significar que la individualidad nuestra es la primera que interpretamos, mientras que sólo reconocemos las otras cuando empezamos a conocer a los demás. En este sentido, Vincent hablaba con los personajes de bar y empezaba a reconocerlos en los sueños, viendo en los carneros verdaderos humanos.

El motivo final y la rebelión contra los dioses

La mitología y sus dioses han sido utilizados, en muchas ocasiones, como ayudantes de los protagonistas de una que otra historia; y no solo en los videojuegos, sino en cómics, películas y libros. Catherine está igualmente lleno de mitología: Astaroth e Ishtar (diosa de la fecundidad) son algunos de los personajes mitológicos que pueden verse rescatados. Igual, en todos los juegos de ATLUS (en el que comento y en todos aquellos que lleven la marca: Shin Megami Tensei) puede verse en muchas ocasiones el concepto de la rebelión contra las divinidades, en el sentido de que el humano se libera de las propias cadenas para elegir su propio destino.

No es casualidad que en uno de los primeros juegos de SMT el último enemigo sea el propio dios abrahámico de las religiones judeocristianas: escrito con las siglas YHVH (cuya pronunciación incluso, es objeto de debate entre muchos teólogos e historiadores). Estamos ante un ser despótico, malvado y cruel (vamos, como el dios de la Biblia), que busca el absoluto control del mundo que ha creado y la pleitesía eterna hacia su divinidad. Esclaviza a los humanos con algo a lo que él llama “fe” y cuando es derrotado, además de otorgar al protagonista del pecado capital (de haber matado a Dios) dice que: “Mientras las personas continúen buscando mi salvación, yo seguiré resucitando por siempre”. Por desgracia, no mintió.

Sin embargo, me estoy yendo por las ramas. Catherine es un juego cuyo final también acaba en esta conclusión. Ishtar, junto a su consorte Dimuzid, crearon las pesadillas para disuadir y alejar a los hombres de las mujeres en edad fértil y emparejarlas con otras que sí quieran tener descendencia para aumentar la población. Los motivos pueden ser, cuanto menos, descabellados teniendo en cuenta que hoy en día, casi 7 miles de millones de seres humanos pueblan la Tierra. No obstante, hay que recordar el único propósito de la entidad (es una diosa de la fecundidad) y la pobre natalidad de donde ha sido creado este juego (Japón). Igual, Vincent se yergue al final como un paladín de la humanidad contra el control de los dioses, igual que el protagonista del SMT 2, liberando a los demás carneros del yugo de las pesadillas. 

Sus últimas palabras lo demuestran: antes de pasar por la última puerta y después de haber escalado la torre entera, le dijo a Dimuzid: “Los hombres y las mujeres son más complicados de lo que tú crees. La vida de las personas no están planeadas, no hay una hoja de ruta. No es que sea el mejor tipo de mundo pero, soy humano y soy libre de elegir cómo vivo”.

Si, somos complicados para los dioses porque precisamente fuimos nosotros sus creadores. ¡Hasta la próxima entrada!