Aviso: si tienen pensado jugarlo, no leáis la entrada, se revelan ciertos detalles sobre la trama.Quedáis avisados.
Si hay algo que siempre me ha gusta en un videojuego es que,
mientras disfrutes interactuando con él te haga pensar. Filósofos podemos ser
todos —o al menos, todos aquellos a los que nos gusta dar cuerda a
nuestras neuronas—, asimismo lo pueden ser los productores de videojuegos, o
aquellos que nos quieran contar una historia a partir de este medio
audiovisual, cuyo mercado supera a muchos otros medios. Hay muchos ejemplos,
como el “Bioshock”, cuyo estilo redefinió por completo un género sobreexplotado
como son los juegos de “disparos” en primera persona. Su estilo novedoso, su
jugabilidad excelente y el drama de la historia descansaba sobre una cuna moral
perfectamente fabricada. El contexto de una ciudad donde la ética pasaba a un
segundo plano, siendo superada por el beneficio individual, era sin lugar a
dudas una sórdida crítica a las ideas objetivistas de Ayn Ryan.
Sin embargo, no estamos aquí para comentar el Bioshock, sino
otro juego, cosecha de ATLUS, una desarrolladora de videojuegos de la que me
considero “fan” por el estilo tan diferente de sus creaciones y del argumento
que teje para ellos. Estamos ante “Catherine”, un juego de PS3 que a primera
vista, podría considerarse simplemente una historia romántica y de tinte
erótico, pero que sin embargo encierra mucho significado en su interior.
No es mi intención hacer un “review” de este juego, y estoy
seguro de que muchos otros escritores en páginas de internet lo hacen mucho
mejor que yo, mi objetivo es desenterrar e significado de muchos de los
elementos que los creadores usaron para crear una historia apasionante y
divertida, y que va mucho más allá del ensalzamiento del amor y el romance.
“Catherine” es la historia de la infidelidad de un
treintañero llamado Vincent sobre su novia Katherine, con la que viene saliendo
desde ya muchos años. Se muestra impotente e inseguro de su vida cuando su
compañera intenta cerrarle el cerco, queriendo casarse con él. El control de su
vida se le escapa de sus manos, y él puede notarlo perfectamente. Sin embargo,
se ve aterrorizado por bizarras pesadillas en las que tiene que escalar una
enorme torre junto a montones de carneros bípedos, escapando a su vez de sus
mayores miedos y dudas. El tinte sobrenatural y ocultista mezclado con una
historia romántica de desamor e infidelidad de por sí ya es bastante original.
A pesar de parecer un juego erótico y moderno, también lo es terriblemente
oscuro y misterioso.
La ética de la
infidelidad
La infidelidad viene definida como la relación amorosa que
se lleva con personas distintas de un vínculo oficial que viene establecido por
otra relación amorosa establecida. Es el quebrantamiento del “pacto normativo”
que limita el número de personas que se involucran e una relación amorosa o
erótica (que clásicamente son dos). Los motivos para romperlo son muchos, desde
desenamoramiento, venganza, atracción sexual…
La infidelidad ha sido el motivo que más ha provocado
conflicto en las relaciones monogámicas, y el descubrimiento trae tristeza,
baja autoestima e ira para aquel que ha sido engañado. Normalmente, suele haber
una retirada de la confianza que se ha depositado en la pareja, pero por muchos
otros motivos, no necesariamente puede ser lo que marque el final de una
relación.
El tema de la infidelidad, además de ser el problema
principal en el protagonista, acaba siendo una simple ilusión que aunque esté
premeditada por un tercer personaje, no es más que el simbolismo
de una inseguridad interna, fruto de los eventos que finalmente le están
llevando a una nueva etapa de la vida a la que el protagonista no se siente
especialmente preparado, e incluso, es demasiado tímido para discutir por miedo
a posibles represalias.
El caso de la infidelidad del protagonista no es la única.
Todos aquellos que han traicionado, de alguna manera, a un ser querido, están
escalando la torre de bloques. Muchas veces a la pregunta de “¿Porqué estoy
aquí?” les viene respondida: “Porque alguien deseó que murieses”. En principio
se tiene a las pesadillas como un castigo, pues si caes de la torre al día
siguiente estás muerto en la cama. Sin embargo, luego se refleja como una
especie de prueba psicológica en la que los contendientes deben darse cuenta de
qué es lo que quieren en realidad. El motivo por el que escalan no siempre es
el mismo, y hay muchas historias entretejidas que tienen mucho que ver con las
relaciones amorosas:
Un amigo del protagonista, Orlando, se muestra arisco con
las mujeres pues las considera arpías sin sentimientos después de que su esposa
la dejara, según él, sin motivo. Sin embargo, nunca reconoció que su mujer le
reprochó haberse gastado todo el dinero en juegos de azar.
En el juego conoces a un policía que se siente responsable
de haber perdido a su esposa en un asesinato que aconteció justo después de
haberse peleado con ella y haberla echado de casa. Las últimas palabras de él
fueron “fuera de aquí”, lo que agrava más su culpabilidad. Intentó suicidarse,
siendo salvado por otro de los personajes del bar que suele frecuentar el
protagonista.
En el bar también conoces a un ex periodista de nombre
Justin, que habla sobre una bailarina que le persigue en sus pesadillas. Justin
escribió un artículo sobre ella, destacando sobre todo su valor y esfuerzo en
llegar a ser la mejor, sin embargo, esto hizo que ganara fama y con ello,
muchos enemigos que abusaron impunemente de ella hasta el punto de que acabó
por suicidarse. Opacado por su sensación de culpa, la relación que tiene con su
novia va cada vez peor.
La historia de Todd, un mujeriego que tiene a las féminas
como meros objetos, resulta ser un hombre de baja autoestima y opacado por su
padre, que siempre lo había tenido todo: un buen negocio, muchas mujeres, y un
hijo que siguiera sus mismos pasos. Al darse cuenta de que esto último no lo
podía conseguir, vejaba, pegaba a su hijo y lo llenaba de insultos; luego,
acabó por dejarlo.
Los carneros y el
concepto de individualidad
Las ovejas han tenido siempre una fuerte simbología en la
mitología tal y como la tiene en el juego. El protagonista se ve inmerso en
sueños donde carneros que como él intentan escalar la torre, al mismo tiempo
que tienen que afrontar una series de preguntas cuya respuesta está en
disposición de la moral del jugador.
El protagonista se ve él mismo como humano, mientras que los
demás se ven transformados en carneros bípedos. Sin embargo, se da cuenta
rápidamente cuando habla con uno de que él es visto como un carnero más. Ello
representa la naturaleza humana: la individualidad es representada como un “yo”
y el mundo exterior, lleno de personas con las que puedo entablar relaciones.
Puede ser que en realidad nos estemos engañando a nosotros mismos, pensando que
somos independientes y libres cuando en realidad seguimos perteneciendo a un
“rebaño”, no obstante, también puede significar que la individualidad nuestra
es la primera que interpretamos, mientras que sólo reconocemos las otras cuando
empezamos a conocer a los demás. En este sentido, Vincent hablaba con los
personajes de bar y empezaba a reconocerlos en los sueños, viendo en los
carneros verdaderos humanos.
El motivo final y la
rebelión contra los dioses
La mitología y sus dioses han sido utilizados, en muchas
ocasiones, como ayudantes de los protagonistas de una que otra historia; y no
solo en los videojuegos, sino en cómics, películas y libros. Catherine está
igualmente lleno de mitología: Astaroth e Ishtar (diosa de la fecundidad) son
algunos de los personajes mitológicos que pueden verse rescatados. Igual, en
todos los juegos de ATLUS (en el que comento y en todos aquellos que lleven la
marca: Shin Megami Tensei) puede verse en muchas ocasiones el concepto de la
rebelión contra las divinidades, en el sentido de que el humano se libera de
las propias cadenas para elegir su propio destino.
No es casualidad que en uno de los primeros juegos de SMT el
último enemigo sea el propio dios abrahámico de las religiones judeocristianas:
escrito con las siglas YHVH (cuya pronunciación incluso, es objeto de debate
entre muchos teólogos e historiadores). Estamos ante un ser despótico, malvado
y cruel (vamos, como el dios de la Biblia), que busca el absoluto control del
mundo que ha creado y la pleitesía eterna hacia su divinidad. Esclaviza a los
humanos con algo a lo que él llama “fe” y cuando es derrotado, además de
otorgar al protagonista del pecado capital (de haber matado a Dios) dice que:
“Mientras las personas continúen buscando mi salvación, yo seguiré resucitando
por siempre”. Por desgracia, no mintió.
Sin embargo, me estoy yendo por las ramas. Catherine es un
juego cuyo final también acaba en esta conclusión. Ishtar, junto a su consorte
Dimuzid, crearon las pesadillas para disuadir y alejar a los hombres de las
mujeres en edad fértil y emparejarlas con otras que sí quieran tener
descendencia para aumentar la población. Los motivos pueden ser, cuanto menos,
descabellados teniendo en cuenta que hoy en día, casi 7 miles de millones de
seres humanos pueblan la Tierra. No obstante, hay que recordar el único
propósito de la entidad (es una diosa de la fecundidad) y la pobre natalidad de
donde ha sido creado este juego (Japón). Igual, Vincent se yergue al final como
un paladín de la humanidad contra el control de los dioses, igual que el
protagonista del SMT 2, liberando a los demás carneros del yugo de las
pesadillas.
Sus últimas palabras lo demuestran: antes de pasar por la última
puerta y después de haber escalado la torre entera, le dijo a Dimuzid: “Los
hombres y las mujeres son más complicados de lo que tú crees. La vida de las
personas no están planeadas, no hay una hoja de ruta. No es que sea el mejor
tipo de mundo pero, soy humano y soy libre de elegir cómo vivo”.
Si, somos complicados para los dioses porque precisamente
fuimos nosotros sus creadores. ¡Hasta la próxima entrada!