Pues sí, una buena colleja me daría por no actualizar el blog muy a menudo. Digamos que durante estos meses me he permitido dejar de escribir para tomarme unas vacaciones, pero siendo ya agosto y estando casi llamando a mi puerta los exámenes que dejé para septiembre ya es hora de que os ilumine con mis insulsas opiniones sobre metafísica, filosofía, religión, medicina y discusiones que he tenido por ahí.
Y hablando de discusiones filosóficas. Hay algunos ateos débiles (dícese del ateísmo que se acerca al agnosticismo) que necesitan saber algunas lecciones sobre lo que es el escepticismo, y más aún, sobre que significa la existencia.
Tanto uno como el otro son conceptos muy difíciles de recordar y definir, con ciertos matices personales que le da a cada uno. La existencia no es exactamente lo que existe en el exterior, puesto que nadie sabe exactamente cómo es el mundo exterior sino a través de lo que se le ofrece por el córtex visual. Pero venga, metámonos de lleno con las increíbles paradojas que nos ofrece el pensamiento humano:
- Argumento ad ignorantiam: Según la lógica: sería inferir verdad o falsedad en aquello que no se ha demostrado su verdad o su falsedad. Yo, al ser ateo, y no creer en dios, estoy cometiendo un argumento ad ignorantiam ya que no ha sido demostrada la falsedad de dios y no puede ser conocida. No obstante, la lógica no es perfecta (por ello existen las paradojas), y se contradice con otro argumento del brillante filósofo: Bertrand Rusell:
- Analogía de la Tetera: "Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores".
En resumen. La religión siempre se ha basado en argumentos que son infalsables, de ahí la existencia de los llamados agnósticos. Sin embargo, Russell dice que el escepticismo tiene razones para desacreditar e invalidar estos argumentos ya de que un argumento infalsable se crea una ilusión colectiva que se transfigura rápidamente en una verdad absoluta.
La principal diferencia entre el ateo débil y mi opinión personal es que el primero considera las dos respuestas, yo considero la negativa en caso de no ser demostrada, y cuando así sea pues la afirmaré.
"¡Oh dios!" diría el agnóstico, no puedes decir que no a algo que no puedes demostrar ni conocer.
Esto es un problema muy gordo que tiene que ver con el concepto de existencia, para los agnósticos la existencia es todo aquello que se encuentra ajeno a nosotros. No señores, eso no es la existencia, la existencia es un concepto que cambia con la persona. La existencia se limita solo a lo que nuestro cerebro puede ser capaz de ver, oír, sentir con sus receptores de presión y tacto. Cosas que se pueden demostrar indirectamente con la limitada lógica humana. Los agnósticos consideran que podría ser verdad la existencia de cualquier monstruo absurdo que podríais imaginar leyendo esto y siempre considerarán la mínima posibilidad de que aparezca.
Lo cierto y lo realista es ver que nunca va a pasar. Yo tengo la absoluta certeza de que mañana no se me aparecerá un unicornio, de que el Dios católico no vendrá a darme unas tortas en el culo por escribir estas cosas, simplemente y llanamente porque no existe, nunca ha tenido cabida en mi conocimiento. Los argumentos agnósticos solo dan pié a que mucha gente siga engañándose a sí misma (y ya es hora de que acepte de que algunas personas necesitan engañarse a sí mismas para sobrevivir). Para que lo entendáis mejor, imaginemos que creamos una máquina del tiempo y nos desplazamos a una época donde no se había descubierto todavía América. En los mapas no aparecía el continente, porque no había sido descubierto, SU EXISTENCIA no había sido probada y los mapas NUNCA LA CONSIDERARON, nunca dejaron un huequito reservado para lo que hubiera o podría haber allí. Por aquel entonces se contaban muchas historias de tierras monstruosas, pero la gente que pensaba con más racionalidad (ejemplo: Colón) opinaba que la tierra era mucho más pequeña y a través del atlántico podría llegarse a las indias. Cuando se descubrió entonces se añadió a los mapas. Pero esperad, ahí van un par de ejemplos más:
- Un aldeano del medievo, jornalero y trabajador. Nunca había viajado, pensaba que lo único que existía eran las tierras donde trabajaba, su casa y poco más de los viajeros que le contaban.
- Seguramente mi existencia puede ser insignificante, por no decir nula, para cualquier desconocido del mundo.
- En el universo creado por J.K. Rowling: Harry Potter. Los "muggles" o la gente normal, desconocían y negaban la existencia de los magos. Tanto es este hecho que en el libro se ven muestras de rechazo por parte de la gente normal, tachando a los pocos que veían como "bichos raros". Esto también se ve en muchas películas y cómics, como X-Men. El negacionismo es el origen del rechazo, y del posterior odio de estas minorías de ficción hacia los humanos normales y corrientes.
- Si me encontrara con dios, lo primero que comprobaría sería mi nivel de consciencia. Si, por ejemplo, no he tomado algún estupefaciente ayer, me aseguraría de recordar si alguien me ha coló LSD en la copa.
¿Por qué entonces deberíamos considerar la existencia de dios, si no está demostrado? ¿Es que falsarlo es lo mismo que afirmarlo? ¿Es muy poco humilde y razonable demostrar un poco de realismo? ¿No es razonable negar aquello que no se demuestra? Para los agnósticos el mundo podría estar poblado por criaturas fantásticas, porque claro, no se puede afirmar, pero tampoco se puede falsar, porque no está demostrado. La honestidad no reside en no tener una respuesta; sino en tener una respuesta cambiante según vayamos conociendo. Lo que me diferencia a mí del resto del elenco de creyentes y agnósticos es que considero las cosas a su debido tiempo.
Cuando no creo, no creo al 0%.
¿Algún problema con ello? ¡Ay si, mierda! ¡Maté a Campanilla!