lunes, 28 de junio de 2010

Vida Estudiantil: Erasmus y Séneca, una buena vía de escape

En serio… yo debo de ser algún tipo de sadomasoquista, o cualquiera que siga la tremenda parafilia que pone al mismo nivel los receptores de recompensa y la secreción de oxitocina con la nocicepción. No me explico cómo soy capaz de hablar de temas que siempre que saltan a la boca de uno de mis presentes colegas o compañeros de facultad logran enfurecerme, ponerme de mal humor, y rezar porque estos dejen de ser la principal fuente de charla de unas mentes con el lóbulo frontal a veces demasiado despierto… —en concreto la parte que se ocupa de la elaboración de planes futuros—.

El típico temita de Erasmus/Séneca me sube la temperatura de la sangre hasta niveles insospechados, y es que, los estudiantes de Medicina de la ULPGC somos unos cobardes, y ante la vista de un año chungo (4º) es bastante probable que una marabunta de alumnos se lancen a conseguir plaza para irse a estudiar un año a otra universidad; sea del extranjero con los países con los que hay consenso —que me parece que me han dicho que con las de Inglaterra no hay— o por el otro lado, el Séneca, que trata sobre universidades del país.

Esta especie de beca te da dinero para que puedas subsistir cada mes, para la residencia y bienes de necesidad; eso sí, como siempre pasa, la mayoría de las veces no es suficiente, pero al menos te libra de realizar cuarto curso de medicina en la ULPCG, y con eso basta ¿no? Pues sí, al parecer eso es suficiente como para poder justificar de nuevo una nueva pelea contra la colectividad a base de “notazas” —como si ya no tuviéramos suficiente con el MIR— en base a la obtención de plazas en los lugares más solicitados como por ejemplo: Madrid, Salamanca y Barcelona.

Lo peor de todo esto es siempre lo mismo: codearse con los androides especialistas en memoria a largo y corto plazo además de con caraduras con enchufe que saben muy bien inflar sus notas a base de dejar seco de quejas a los profesores más permisivos y débiles. Y eso me jode, me fastidia muchísimo, porque yo no busco librarme de las asignaturas más difíciles ni intento ir a las revisiones para rogar porque me den más nota, sino para aprender y enmendar mis errores—lo que no significa que me quede impasible cuando haya alguna injusticia en las imposiciones de notas—. No busco irme de Gran Canaria por la dificultad de uno de los años, sino por la ilusión que me hacía vivir un año de aventuras compartiendo piso con mis amigos y ver un poco de mundo a falta de idioma francés, italiano y alemán. No busco todo eso, pero también tengo deseos de estudiar en algún centro de calidad y cuyo sitio me cause mayores expectativas —y no, no me iría a Tenerife, que es la única opción a la que podría optar según una compañera que tiene la mala suerte de escupir sus bromas estúpidas en los momentos menos apropiados—.

¿Sabéis que os digo? Quizá la competitividad me quite esa ilusión, quizá estuvo a punto de quitarme el deseo de estudiar Medicina, pero no estará capacitada para bloquearme el paso hacia la especialidad que yo deseo, aunque esté desprestigiada en principio por una sarta de ignorantes que no tienen ni idea de lo duro que es enfrentarse a la cara más cruel que puede presentarte la sociedad.

Aquí se despide este idealista ingrato, ¡¡Felices Vacaciones!!

martes, 15 de junio de 2010

Vida estudiantil: La recta final de Segundo


Señores, quizá llego algo tarde, demasiado, pero el segundo año de medicina, de un modo u otro, se acaba. Algunos por las malas, trastabillando mucho a pesar de esforzarse, otros como la seda, gracias a la poca selectividad de la que cuenta sus hipocampos; y otros, como yo, pegándose bandazos con las asignaturas una a otra, y es que parece que somos masoquistas, porque no tenemos suficiente con las asignaturas de que nos ofrece el segundo año y elegimos cursar una de tercero para seguir calentando neuronas hasta el 25 de junio.

Han pasado muchas cosas desde mi última entrada por allá en mayo, demasiadas. Quizá ya sea hora de animarme a escribir más a menudo, si acaso, cada semana. Aunque estemos en este temido mes de exámenes, el cual está durando más de lo que yo realmente creía.

Hoy, en concreto, acabé uno de ellos —siempre alivia quitarse uno de encima aunque no se haya aprobado—, se trata de la kilométrica asignatura de Fisiología especial. Su último parcial sobre inmunología y nervioso fue suficiente para llevarme a una locura temporal que fue notoria durante el resto del día, así que no me imagino como lo han tenido que llevar gentes como por ejemplo el autor de “Ya veremos…”, pero sólo espero que se cosechen muchas alegrías a finales de este mes, y yo poder decir que me he sacado por fin una asignatura base en este meollo de la medicina.

Es completamente erróneo pensar que se tiene el total dominio de los conocimientos sobre una disciplina una vez la has aprobado en la asignatura, en realidad, siempre habrá más que aprender sobre ello… aunque eso sí, tengo suerte; ya que el año que viene tendré la oportunidad de tener un punto de vista algo diferente. Una cosa que puedes sacar de terminar este año es que te sientes con una relativa fuerza de empezar a aprender clínica, y esa es mi verdadera y real ilusión que tengo hacia el próximo que se viene encima.

Ahora mismo, lo único que me preocupa es poder sobrevivir sin ningún examen a mis espaldas, aunque tampoco pasa nada por un pequeño despiste que puedo solucionar en septiembre, a pesar de que este agosto no voy a estar en Canarias, ni siquiera en el país, porque este verano —agosto de 2010— será mi primera aventura en un país extranjero.

Como no podía ser de otra manera, el idioma que elegí es el inglés, ¿y que mejor lugar para aprenderlo en verano que en una ciudad costera al sur de Londres? Tuve suerte de que una amiga con la que voy a viajar —una chica alemana con bastante instinto maternal y asesino hacia mi persona— tuviera la misma idea. Y la verdad, a pesar de que acabará finalmente con mi vida allí hay que agradecerle el esfuerzo que ha hecho por la organización del viaje y por encontrar unos pasajes de avión tan baratos —se le da muy bien, no son cosmopolitas estos alemanes ni “ná”—.

Dejando el pequeño avance que queda tan lejano como el falso cielo que nos prometen las religiones, vuelvo a la cruda realidad de explicar exactamente a que me debo enfrentar:

Organografía Microscópica: Esta asignatura se me torna cada vez más pesada, y además estúpida: odio dibujar celulitas. Espero que el práctico sea un suave paseo hacia el 5. Lo tengo este mismo viernes.

Anatomía Aplicada: El gran Chicho — profesor de Anatomía y tutor “porque él lo vale” de la generación de médicos a la que pertenezco— nos echará mucho de menos, y no nos va a soltar así por las buenas sin antes presentarnos un par de casos clínicos que tendremos que explicar, “atendiendo a sus conocimientos anatómicos”… El show será el próximo lunes. Básicamente espero que la simple lectura de los casos que se dieron en clases y lo que recuerde de anatomía me dé para aprobarla.

TIB: Este engendro de asignatura me aportarán 3 “hendiondos” créditos de libre a mi expediente, o eso o lo mando a tomar por… No diré más comentarios, solamente aviso que mi ira liberada el 18 de junio bastará para llevarse por delante a muchos novatos de primero.

Radiología y diagnóstico por Imagen: Dicho de forma suave, está es la única asignatura que actualmente estoy estudiando en serio. Las clases me gustaron mucho, pero el examen tiene pinta de no dejar indiferente a nadie —ni a los androides hipocampales—. Entre las preguntas del “maese Candela” y la “señora que me ayudó a no dormirme en su clase y recibió un sablazo por hablar deprisa” van a causar estragos en las mentes pensantes que se presentarán el 25 de junio bien entrada la mañana. Mi esperanza en este se basa en la parte de Oncología y Radiobiología que nos dio Pedro Lara, el tercer profesor de la asignatura. ¿Estarán lo suficientemente preparados mi sentido común y mi ojo radiológico?

Todas estas preguntas, y muchas más, resueltas en el próximo capítulo… —o en su caso: la próxima entrada—.